El terrorismo puede ser analizado desde diferentes perspectivas y una de éstas es la Psicología, por el hecho que tanto los protagonistas, como los efectos de sus acciones, recaen básicamente sobre las personas y es precisamente el ser humano la esencia del estudio de esta ciencia. El fenómeno del terrorismo implica diversos elementos dentro del abanico de las expresiones del hombre, es así que se mezclan emociones, sentimientos, pensamientos y otros, que forman parte integrante de sus procesos. Si bien la acción terrorista está basada por lo general en motivos políticos, los mismos que incluyen factores económicos, las consecuencias de sus actos recaen sobre las personas y no sólo en el terreno material, sino tal vez con un mayor efecto, sobre el terreno del terror psicológico generando paranoia (sensación de incertidumbre, desconfianza e inseguridad generalizadas). El fundamento para lograr este efecto se basa en el miedo e indefensión que produce en sus víctimas, sumada a ello la irracionalidad de los actos de los terroristas para la perspectiva de la gente. Precisamente este factor de la irracionalidad en la conducta del terrorista, es lo que más confunde a las víctimas, pues no hallan explicación lógica en las acciones realizadas. Es como si se tratara de otro código de pensamiento ajeno a la raza humana, pero que al provenir de seres similares a uno mismo, llegan a confundir en lo más profundo del sentir humano. Es decir que se llega a percibir esa contradicción simultáneamente, pero sin lograr entenderla, y por ello generando angustia y ansiedad.
Al analizar los actos terroristas desde la perspectiva del propio terrorista, se ve que sus actos de violencia no implican para ellos un acto irracional, pese a ser socialmente anormales bajo las costumbres del momento. Además, se descubre que la intención del terrorista va más allá de un asesinato o de un sabotaje, pues su meta incluye el efecto psicológico devastador que origina en sus víctimas desasosiego. El terrorista piensa y siente que lo que hace tiene un propósito y un fin más allá de los medios de los que hace uso e incluso percibe sus actos como salvadores de la sociedad. Dentro de su pensamiento, siente que debe generar cambios, pero que éstos no son posibles sino a través del daño a otros. Su forma de pensar sin remordimientos, posibilita que vulnere las normas sociales sin que sienta culpa o ansiedad durante o después de realizar sus acciones. Es así que los factores que originan estas conductas son diversos, incluyendo los psicológicos, sociales y físicos, los mismos que facilitan que el sujeto genere una vida criminal, pues ellos resultan manifestarse sin apego a las normas sociales constructivas, con un fuerte deseo de experimentar vivencias intensas, compensando una baja autoestima a través de sus intimidantes acciones y de su dificultad para desenvolverse dentro de la sociedad de forma adaptada.
La Psicología, desde sus diferentes pilares, pretende dar algunas explicaciones sobre la razón u origen de la conducta terrorista. En este sentido, la teoría del aprendizaje opina que la manifestación terrorista sería un mal aprendizaje en determinadas conductas adaptativas necesarias para la interacción normal, tanto en lo social como en lo interpersonal, es decir que esta persona asimiló de forma equívoca el actuar de la sociedad en la época en la que le tocó vivir. Las represalias que tuvo por sus manifestaciones negativas durante su socialización no le fueron útiles para ir amoldando su personalidad con la conducta esperada, más al contrario fue desarrollando mayor cantidad de conductas negativas, las mismas que le facilitarían luego una actitud psicopática propia del terrorista desde la perspectiva de lo esperado en la sociedad actual. Muy posiblemente, la familia en la que creció fue fría, distante y agresiva, actitudes que fue integrando dentro de su personalidad y que fueron limitando su capacidad de sentir empatía, lo que más adelante le facilita el hecho de dañar al otro, sin sentir las emociones del daño que está provocando.
Para la teoría psicoanalítica, la explicación podría ir dada a través de la no identificación con su par sexual durante la resolución del Complejo de Edipo en la etapa fálica. Durante este proceso la persona rivaliza con su sexo par, para obtener al progenitor del sexo contrario para sí, al darse cuenta de la imposibilidad (moral), se genera en esta persona su Súper Yo, vale decir que las normas y la moral vienen a formar parte de su personalidad. Si ello no sucedió de manera exitosa, entonces este individuo no posee moral, o por lo menos ésta difiere de lo esperado, pues tiene dificultades para diferenciar lo bueno de lo malo, tornándose la identificación con lo malo, inclusive más fuerte, haciendo percibir a su mundo como hostil, lo que favorece acciones de enfrentamiento negativas.
La forma de describir a un terrorista va unida a la psicopatología dentro de los trastornos de personalidad. Así, según la definición utilizada por la Organización Mundial de la Salud, se entiende por trastorno de personalidad aquellos "patrones de conducta profundamente arraigados, que casi siempre se reconocen en la etapa de la adolescencia o antes, y continúan durante la mayor parte de la vida adulta, aunque con frecuencia se vuelven menos obvios en la edad media o en la vejez. La personalidad es anormal, ya sea en el equilibrio de sus componentes, su calidad y expresión o en el aspecto total. A causa de esta desviación o psicopatía, sufre y hace sufrir a otros y hay un aspecto adverso sobre el individuo o la sociedad".
Analizando de manera detallada esta definición, en lo que atañe a un terrorista, se observa que las expresiones de conducta que ellos manifiestan en su vida están arraigadas dentro de su personalidad, afirmadas desde variadas experiencias incubadas desde su infancia y maduradas desde su mayoría de edad. Con generalidad, se observan vivencias de maltrato o de disfuncionalidad dentro las familias de estas personas, factores que se van acumulando y van distorsionando de forma intensa y profunda el ser de este individuo, tornando la conducta de éste en contraria a las normas de la sociedad, bajo diferentes tipos de manifestaciones. Éstas no serán necesariamente únicamente las de un terrorista, pero es una de las vías de manifestación. También se cumple en la conducta del terrorista el hecho de hacer sufrir a los demás con las manifestaciones de sus acciones contrarias a lo esperado, sin sentir culpa por ello, por su incapacidad de empatía.
Pese a la anterior descripción, es muy difícil ajustar al terrorista dentro de un solo cuadro dentro del análisis de su perfil, puesto que no se trata de una predominancia dentro de su trastorno, sino más bien una suma de diferentes elementos de distintos cuadros psicopatológicos, dentro de los que estarían incluidos los trastornos paranoides, psicopáticos y antisociales, entre otros. Es decir que se pueden encontrar en ellos conductas de desconfianza e inseguridad descontroladas, las mismas que generan en ellos hostilidad, así como conductas destructivas, impulsivas o fríamente elaboradas a través de la distinta perspectiva e interpretación del mundo que se han formado a través de las experiencias vividas.
Dentro del presente análisis, es pertinente incluir elementos del rol que juega la conducta grupal dentro de las acciones terroristas, dado que las manifestaciones de estos grupos se dan mayormente dentro de grupos organizados y coordinados y no como conductas aisladas e individuales. En ello resulta relevante el sentimiento de pertenencia y cohesión buscados por estas personas a través de otras, resultado de una infancia donde los sentimientos estuvieron distantes y ajenos a su desarrollo. Dentro de un grupo se pueden satisfacer necesidades personales de diversa índole. El grupo es capaz de proporcionar valores y motivaciones que vayan a remplazar las falencias buscadas, así como la posibilidad de desempeñar un rol dentro de las acciones grupales de trascendencia que le dé a esta persona necesidades de reconocimiento el prestigio requerido. Sus experiencias y vida diferentes a las comunes, facilitaron una manera distinta de percibir el mundo y de pronto este grupo le otorga conformidad con esas nuevas "normas", creando satisfacción e identificación. En forma adicional, el grupo cubre además la necesidad de comunicación, tanto en ser escuchado, como en expresar sus propias ideas. De esta manera, la suma de estos elementos presentados en forma simultánea y sistemática, facilita la generación de ideas de cambio social compartido con el grupo y reforzado por la fortaleza de la cohesión de sus miembros a través de la identificación entre éstos, surgiendo la fuerza y necesidad de generar, además, cambios visibles dentro de la sociedad, expresados en las conductas terroristas que se conocen.
Fuente: http://www.univalle.edu/publicaciones/brujula/brujula17/pagina15.htm
BIBLIOGRAFÍA
Echeburúa, E. (1994): “Personalidades Violentas”. Ed. Pirámide. España.
DSM-IV, (1995). Ed. Masson, S.A. España.
Montero Guerra, J.M. (1997): Análisis psicológico del terrorismo. Anuario de Psicología Jurídica, 1997. Ed. Nitral Gráficas. España.
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