Además de recibir inflencia de las señales ambientales, nuestra capacidad de recordar con precisión la información resulta afectada por señales internas. Este fenomeno se conoce como memoria dependiente del estado o memoria dependiente del conexto.
La memoria dependiente del conexto se refiere al enigmático hallazgo de que la gente que aprende material en un particular estado fisiológico tiende a recordar mejor el material si regresa al mismo estado en que se encontraba durante el aprendizaje.
Por ejemplo, un estudio demostró que la gente que aprendia el material mientras estaba bajo la influencia de la marihuana, más tarde recordaba más material cuando estaba de nuevo bajo la influencia de la marihuana que cuando no lo estaba.
La memoria dependiente del estado también se ha demostrado en la investigación usando otras drogas como la cafeína. Sin embargo, debe quedar claro que esos estudios no demuestran que encontrarse en un estado inducido por las drogas mejore la memoria; por el contrario, encontrarse en un estado de intoxicación reduce considerablemente la efectividad global de la memoria.
La investigación sobre la memoria dependiente del estado simplemente demuestra que el estado fisiológico vigente durante el aprendizaje puede actuar como señal durante el recuerdo. Sin embargo, los mejores resultados ocurren cuando la persona está sobria y alerta durante el aprendisaje y el recuerdo.
Un caso típico para entender la memoria dependiente del estado es aquel en el que de repente nos encontramos en la cocina sin saber para qué hemos ido ahí (brevísmos vórtices interdimensionales de la sinapsis). Una breve amnesia nos posee y tenemos que tomar un tiempo para recordar qué era lo que queríamos, a veces regresar al lugar donde estábamos antes. Esto suele ser consecuencia de que antes de entrar a la cocina estábamos en la computadora, escuchando música sentados. Al entrar a la cocina una serie de factores cambiaron: la luz, nuestra postura, nuestro ritmo cardíaco, nuestra respiración el sonido, etc… todos los cuales están ligados a una cierta fase de memoria. (Se ha demostrado que, por ejemplo, una postura anatómica abierta, expansiva –ejemplo de dominación entre los mamíferos–, inmediatamente reduce el nivel de cortisol e incrementa la testosterona, cambiando evidentemente nuestro estado mental). (No es del todo descabellado pensar que para recordar cierto poema debemos de pararnos de puntas y tocarnos la oreja). Phillip Farber, en su libro Brain Magick, nos recomienda un ejercicio práctico para familiarizarnos con esto: después de despertarte intenta recordar tus sueños exactamente en la posición en la que te encontrabas cuando dormías; otro día levántate inmediatamente después de que te despertaste e intenta recordar tus sueños sentado en una silla. ¿Cuál es la diferencia?
Lo anterior nos ayuda a entender cómo el proceso de codificación de información ocurre, de manera permanente, y siempre ligado al estado en el que nos encontramos. La memoria es el pegamento de nuestra existencia, mayormente entrópica, y en sus nodos conectivos: la determinación de cómo experimentamos esa existencia. Ernest Lawrence Rossi escribe:
La naturaleza fundamental de toda experiencia fenomenológica es dependiente-al-estado. La aparente continuidad de la conciencia que existe en la vida cotidiana es en realidad una ilusión precaria hecha posible por las conexiones asociativas que existen entre pedazos de conversaciones y la orientación de nuestras tareas, etc. Todos hemos experimentado las amnesias instantáneas que ocurren cuando nos vamos demasiado por una vía tangente por lo que “perdemos el hilo del pensamiento” o “olvidamos lo que ibamos a hacer”, etc. Sin estos puentes asociativos que conectan los flujos mentales, la conciencia se desmoronaría en una serie de estados discretos con poca contigüidad como resulta aparente en nuestra vida onírica.
El síndrome de alienación parental (S.A.P) es un término que el profesor de psiquiatría Richard Gardner acuñó en 1985 para referirse a lo que él describe como un desorden psicopatológico en el cual un niño, de forma permanente, denigra e insulta sin justificación alguna a uno de sus progenitores, generalmente, pero no exclusivamente, el padre. Sin embargo, dentro de la comunidad académica el síndrome de alienación parental (SAP) carece de consenso científico por no reunir los criterios metodológicos científicos necesarios para ser aceptado y por eso se lo considera pseudocientífico.
El SAP ha sido rechazado como entidad clínica por las dos instituciones más reconocidas en el mundo en términos de salud y trastornos mentales: la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psicología. Es por eso que no aparece en las listas de trastornos patológicos de ningún manual, ni en el CIE-10 de la (OMS) ni en el DSM-IV publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría.
El SAP cuenta con el apoyo de grupos de padres que han sido alejados de sus hijos por causas judiciales, por los abogados que los defienden en casos de divorcio y utilizan el SAP como defensa y, por un grupo de profesionales que trabajan como peritos de parte en estos casos frente a los juzgados.
Gardner trabajaba como perito en casos de divorcios conflictivos o destructivos y con el término SAP se refirió al proceso por el cual según él un progenitor, generalmente la madre, mediante distintas estrategias, realizaría una especie de «lavado de cerebro» para transformar la conciencia de sus hijos con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla contradictoria con lo que debería esperarse de su condición amorosa.
Según sus defensores, el diagnóstico del SAP no puede ser separado de su aplicación final. El objetivo pragmático es doble: conseguir el cambio de custodia y modificar a través del tratamiento la conducta del progenitor y de los niños que son diagnosticados. Por otra parte, la Asociación Americana de Psiquiatría confirmó que, a pesar del pedido de algunos grupos, no incluirá el SAP en su actualización del DSM V porque no lo reconoce como síndrome.
Según el dr. William Bernet, profesor emérito de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt y uno de los propulsores de que el SAP sea reconocido por el DSM V, el SAP sería un estado mental de un niño cuyos padres están involucrados en un divorcio altamente conflictivo y es influido fuertemente por uno de ellos rechazando relacionarse con el otro sin justificación legítima.
Según el doctor Miguel Lorente Acosta, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, «lo que hace el SAP es evitar que se investigue cuáles pueden ser las verdaderas razones para que los hijos e hijas muestren ese rechazo al padre».
El SAP cuenta con el apoyo de grupos de padres que han sido alejados de sus hijos por causas judiciales y hacen «lobby» en las legislaturas para que aprueben leyes que protejan a los progenitores restringiendo la labor de los servicios de protección y asistencia de la infancia.
También lo defienden abogados que atienden casos de divorcio, los cuales han reunido un cuerpo de literatura, argumentos estandarizados y razonamientos en los que basan la defensa de estos padres alejados de sus hijos.
En tercer lugar defienden la existencia del síndrome un grupo de profesionales que trabajan como peritos de parte en casos de divorcios controvertidos sosteniendo que los niños son manipulados por sus madres para realizar o consentir falsas denuncias de abuso o maltrato.
El rechazo de un niño hacia su progenitor o la presencia de conflicto entre los padres en casos de divorcio no le otorga categoría de diagnóstico clínico al SAP y por ese motivo no es reconocido como un síndrome o un trastorno entre las comunidades académicas médicas y jurídicas. Los postulados de Richard Gardner y los estudios relacionados con ellos han sido ampliamente criticados por los estudiosos de la salud mental y de las leyes por carecer de validez científica y fiabilidad. Estos planteos sostienen que el SAP pretende hacer pasar por investigación lo que es opinión poco rigurosa.
Por otra parte, los partidarios de las postulaciones de Richard Gardner sostienen que existe un desconocimiento por parte de los terapeutas y falta de recursos de los profesionales para tratar el problema de forma adecuada.
También reclaman un endurecimiento de las leyes y solicitan que alejen de sus hijos y encarcelen a aquellas madres que no permitan al padre tener contacto con los mismos.
En su página web la APA, American Psychological Association o Asociación Estadounidense de Psicología hace una declaración oficial oponiéndose al SAP, expresando los peligros de descreer de los niños abusados y criticando a la corte cuando no los escuchan. Aseguran que los estudios empíricos demuestran que no existe tal incremento de acusaciones falsas durante los divorcios.
Hasta el momento Brasil es el único país que reconoce, regula y condena el SAP.
En el resto de los países, excepto casos aislados de jueces concretos, en el ámbito judicial el SAP es rechazado como argumento de prueba pericial en los juzgados de familia.
Richard Gardner distingue tres grados de SAP: leve, moderado y grave, aconsejando diversas formas de actuación para cada uno de ellos y destacando la importancia de distinguir como se debe proceder en cada caso.
Es característico que los hijos estén involucrados en el proceso de deterioro, hecho que logra provocar el progenitor «alienador» mediante un mensaje y un programa constituyendo lo que normalmente se denomina «lavado de cerebro». Los hijos que sufren este síndrome, desarrollan un odio patológico e injustificado hacia el progenitor alienado que tiene consecuencias devastadoras en el desarrollo físico y psicológico de éstos. Algunas veces, sin llegar a sentir odio, el SAP provoca en el niño un deterioro de la imagen que tiene del progenitor «alienado», resultando de mucho menos valor sentimental o social que la que cualquier niño tiene y necesita de sus progenitores, consecuentemente el niño no se siente orgulloso de su padre como los demás niños. Esta forma más sutil, que se servirá de la omisión-negación de todo lo referente a la persona «alienada» (padre o madre) no producirá daños físicos en los menores, pero sí en su desarrollo psicológico a largo plazo, cuando en la edad adulta ejerzan su rol de progenitores. El síndrome de alienación parental es considerado por Gardner como una forma de maltrato infantil.
En España, Estados Unidos y otros países se está intentando establecer el SAP como legítima defensa contra acusaciones de abuso infantil. Richard Gardner es citado ampliamente por el grupo de defensores de la pederastia, quienes aseguran que ésta es una opción sexual legítima, pues en palabras del mismo Gardner «hay algo de pederastia en cada uno de nosotros».
Síntomas
Algunos indicadores típicos que permitirían detectar síntomas de maltrato serían los siguientes:
Impedimento por parte de uno de los progenitores a que el otro progenitor vea a sus hijos o pueda convivir con ellos. Desvalorizar e insultar al otro progenitor en presencia del hijo. Implicar al propio entorno familiar y a los amigos en los ataques al excónyuge. Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor. Incentivar o premiar la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor. Influir en los niños con mentiras sobre el otro progenitor llegando a asustarlos. En los niños puede detectarse cuando éstos no pueden dar razones o dan explicaciones absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras impropias de su edad, como diálogos similares o idénticos al del progenitor «alienador», llegando incluso a inventar y mencionar situaciones de abuso o maltrato que jamás han sucedido.
Consecuencias
Según el SAP los niños que sufren este síndrome padecen perturbaciones y disfunciones debido a que sus propios procesos de razonamiento han sido interrumpidos o coaccionados. Los menores que sufren esto, relacionan sus frustraciones con los pensamientos o recuerdos asociados al progenitor alienado, y por tanto desarrollarán conforme vayan creciendo, tendencia a proyectar toda su negatividad psicológica sobre la imagen que tienen de tal progenitor, lo que termina por destruirla y por extensión a la relación.
Para ello, el progenitor «alienante», trae a colación la persona del «alienado», sólo en los momentos en que el menor sufre alguna frustración; lo hacen sistemáticamente, es decir, en todas las ocasiones posibles antes explicadas, al tiempo que omiten toda referencia a la misma persona, sistemáticamente en todos los momentos en que el niño esté de buen ánimo. Esta polarización de frustraciones que asocia toda la negatividad mental del menor con su progenitor alienado o su imagen, es dirigida por manipulación consciente del alienante, sirviéndose de su prevalencia sobre el niño/niña.
El Departamento de Justicia de Canadá declara que no existen evidencias empíricas sobre la existencia del SAP y, aclara que en circunstancias en las que uno o ambos de los progenitores activamente intentan disponer al niño en contra del otro, aunque efectivamente esto causa al niño sufrimiento emocional, la observación empírica indica que el niño procura por el contrario mantener la relación con ambos progenitores. También indica que, en aquellos casos en los que finalmente toma partido, lo suele hacer por aquel progenitor que se muestra más afectivo y cercano.
Se ha criticado también que el SAP puede emplearse para enmascarar actitudes legítimas de rechazo hacia uno de los progenitores en aquellos casos en los que el niño ha sido víctima o testigo de abusos, malos tratos físicos, verbales, negligencia, o abandono; dado que la sintomatología achacada al SAP puede ser también síntoma de que se están produciendo o se han producido dichos problemas en la relación con el progenitor «alienado».
En palabras del abogado Richard Ducote «El SAP»“ es el sueño de los abogados para una defensa criminal, puesto que cuanto mayor es la prueba del crimen, mayor es la prueba de la defensa." El doctor Richard Gardner la desarrolló mientras trabajaba como asesor para hombres acusados de abusar sexualmente de sus hijos/as.
El Poder es la capacidad que tiene un determinado grupo de imponer su verdad como verdad para todos.
1-¿El hombre ha muerto?
Vamos hacia el encuentro de Michel Foucault.
Michel Foucault es la gran estrella del pensamiento francés que surge a mediados de la década del 60.
Como gran estrella del pensamiento francés, también se presenta como el sucesor de Jean-Paul Sartre, que lo había sido en los finales de la década del 40, durante toda la década del 50.
Y comienza aquí entonces, el Pensamiento Estructuralista.
El Pensamiento Estructuralista, el puntapié inicial lo había dado Claude Lèvi Strauss, con dos obras fundamentales como "El pensamiento salvaje" y "Antropología estructural".
Ninguno de los Estructuralistas va a estar satisfecho o contento cuando le digan "Estructuralista". Salvo quizás Levi Strauss, que núnca renegó de ese concepto.
La aparición de Michel Foucault es una aparición espectacular, realmente.
Y lo hace con un libro que tiene un enorme éxito, y que es "Las palabras y las cosas".
"Las palabras y las cosas"... vamos a ir a lo que se dice: "Al grano".
La fórmula que trae "Las palabras y las cosas", basándose un poco en Nietzsche , es "El hombre ha muerto". "El hombre ha muerto", frase que puede despertar nuestra curiosidad, indudablemente. Pero para eso la elabora Foucault, digamos, para despertar la curiosidad de los lectores y que lean su libro.
Entonces, Michel Foucault es un seguidor de Nietzsche. Y de Nietzsche a través de la lectura que Heidegger hace de Nietzsche. Faucault dice que él leyó a Heidegger en 1951, y que tiene miles de páginas de Heidegger marcadas, señaladas, escritas en los márgenes, etc.
La idea de la muerte del hombre es paralela a el concepto de Nietzsche de la muerte de dios.
Si ha muerto dios, ahora muere el hombre.
¿En qué sentido muere el hombre? Esto es realmente complejo.
Lo que se propone hacer Michel Foucault, lo que se propone hacer el Estructuralismo es -atención- salir del sujeto.
Ese sujeto que Descartes, en 1637, pone ahí, en la centralidad, como punto de partida epistemológico único, el "Ego Cogito Ergo Sum", el "Yo pienso". Ese sujeto centralizado, ese sujeto que domina todo el conocimiento y toda la realidad, va a ser cuestionado por Foucault y va a decir: "El sujeto no está en el centro, ni domina la realidad".
El sujeto, por el contrario, pertence a, lo que Foucault va ha llamar, "La trama histórica". Está en algún lugar de la trama histórica, pero no es un sujeto constituyente de la realidad sino que es un sujeto constituido por las relaciones de la estructura.
O sea, lo que viene a hacer Foucault es, sacar el sujeto de la centralidad donde lo había puesto Descartes, y donde Foucault dice que lo mantuvo Sartre para ponerlo dentro de la estructura estructuralista, digamos así.
Para ponerlo dentro de la estructura.
Entonces, yo voy a decir un poco, desde ahora. Lo que hacen estos pensadores franceses es seguir a Heidegger. Lo que hace Heidegger -el Segundo Heidegger- es justamente, una crítica despiadada a Descartes. Que lo hace en sus dos tomos sobre Nietzsche y en los seminarios que da sobre Nietzsche, de 1935 a 1940. En los que dice que Descartes hace una "Antropología", es decir, un estudio del hombre. Es el hombre el que Descartes pone en la centralidad.
Ese hombre, puesto en la centralidad, va a decir Heidegger, es el hombre que olvida al Ser y se dedica a la conquista de los Entes.
Entonces, lo que hace el pensamiento francés es salir del sujeto para poder entrar en Heidegger.
Lo voy a explicar bien.
El pensamiento francés -y esto es quizás un poco lateral pero muy importante- el pensamiento francés a mediados de los años 60, veía ya claramente -y esto está en textos de Derrida "Espectros de Marx", veía claramente la caída del Marxismo, la caída de la Unión Soviética.
En realidad, Jacques Derrida dice en "Espectros de Marx": "Nosotros, ya desde los juicios de Moscú, y desde Hungría, ni siquiera necesitamos esperar a la "Primavera de Praga", veíamos que la Unión Soviética se caía y que el Marxismo no nos servía más como instrumento de conocimiento de la realidad".
Entonces, necesitan una crítica a la modernidad capitalista que no provenga de Marx. Y la encuentran en Heidegger. Heidegger, efectivamente, es uno de los más grandes críticos de la modernidad capitalista en tanto técnica apropiadora de los entes, de los objetos de la realidad.
Entonces, lo toman a Heidegger. Pero para tomarlo a Heidegger, tienen que adaptarse a él. Porque Heidegger es el filósofo que liquida al Sujeto. Porque va a decir: "Esta apropiación que hace el Ente antropológico de la realidad no es el sujeto. El sujeto no es lo que constituye la realidad, sino que la realidad es ahora apropiada por la técnica del sujeto.
Esto va a quedar claro en un próximo bloque.
2- Si el hombre ha muerto, ¿Quién está en las calles?
En resumen: El pensamiento francés quiere salir de Marx y quiere salir de Sartre. Críticos de la modernidad capitalista. Encuentran otro crítico de la realidad capitalista, en realidad, dos: Nietzsche y Heidegger. Los dos habían abominado de la modernidad capitalista. Heidegger había dicho que esa modernidad capitalista, que comienza en Descartes poniendo el Sujeto en la centralidad había olvidado al Ser y se había concentrado en la conquista de los objetos, de los Entes, se había perdido en eso. Al contrario de los Griegos. Los Griegos no partían del Sujeto. Los Griegos estaban en estado de "Abierto" con el Ser y tenían una relación de "encuentro" con el Ser -algo que mucho más tarde, Heidegger le va a poner un nombre: "Ereignis", es decir, un momento en el cual el hombre se encuentra con la plenitud del Ser- Esto se pierde en Descartes.
Entonces, el sujeto muere en Heidegger.
Y Foucault también dice "Hay que terminar con el Sujeto como punto de partida epistemológico". Entonces, lo que vamos a poner en el centro ahora es la estructura. Y al Sujeto lo vamos a poner dentro de la estructura. O sea, para salir de Heidegger había que poner al Sujeto dentro de la estructura y someterlo a infinidad de determinaciones.
Sin embargo, sin embargo "Las palabras y las cosas" y la fórmula: "El hombre ha muerto", no tiene fortuna inicialmente.
Porque Foucault publica en 1966 su libro y en Mayo de 1968 ocurre el Mayo Francés. Entonces, si el hombre ha muerto, ¿Cómo vamos a hacer el Mayo Francés? -dicen los estudiantes- Y dicen una frase memorable, dirigida a los Estructuralistas: "Las estructuras no bajan a la calle. Las estructuras no salen a la calle. Los que salen a la calle son los Sujetos". Y esto, ¿A quién trae de vuelta al primer plano de la escena Folosófico-Política de Francia durante el Mayo Frances? Al veterano Jean-Paul Sartre. Es decir, al Filósofo del Sujeto Libre que con su praxis hace la Historia.
Entonces, en el Teatro Odeón, donde se concentran todos los estudiantes que están haciendo el Mayo Francés, como gran honor, al único pensador al que llaman a hablar, es al ya veterano Sartre. Que va muy gustoso. Se dispone a hablar y un estudiante le pasa un papelito.
Y le dice así el papelito: "Sartre, no nos des la lata que después tenemos que planificar lo que vamos a hacer mañana". Bue, no sé cómo le habrá caído a Sartre que le dijeran "Sartre, no nos des la lata", pero esto era todo lo que iban a aceptar los estudiantes franceses de parte de sus filósofos.
Entonces, lo que hace Foucault -que tampoco entró aquí en la Argentina. Porque ustedes imaginen lo que pasaba en la Argentina y en América Latina: El Che, proponía el Hombre Nuevo. Se hablaba del Nuevo Hombre.
Se vivía un estado revolucionario en toda América Latina a través de las guerrillas latinoamericanas, que requerían a un hombre nuevo, dispuesto a jugarlo todo, a dar su vida, a entregar todo lo que podía entregar, sobre todo lo máximo: su vida-.
Y la fórmula de Foucault tardó mucho en entrar. Ahora bien, "Las palabras y las cosas" no tanto, pero ya el libro que más entró aquí de Foucault es el segundo gran libro de Foucault -aunque antes hay otros- pero el más conocido que es "Vigilar y castigar", que es un libro sobre las prisiones, en el cual Foucault analiza lo que él va a llamar "Las sociedades disciplinarias". Para Foucault, y en este sentido el aporte de Foucault es invalorable, invalorable... Voy a decirlo contundentemente: Foucault es un brillante analista del Poder. No ha habido, quizá, un analista del Poder más brillante y exhaustivo que Foucault.
Lo único que le costó explicar es cómo uno se resiste.
Foucault lanza una fórmula: "Donde hay Poder, hay resistencia al Poder". Ahora, se pasa muchos, demasiados años explicando al Poder, y la resistencia al Poder no aparece núnca. Incluso sus discípulos, hacia 1978/79 le dicen: "Bueno, pero Michel, cómo nos resistimos a este Poder que describiste durante tantos años con tanta plenitud.
¿Cómo describe Michel Foucault el Poder? ¿Cuáles son los Poderes de los que se ocupa? Bueno. El Poder, para Foucault, va a ser el Poder de la Razón. Lo que usa el Poder es la Razón.
Entonces, la crítica que va ha hacer Foucault no es nada nuevo en éste sentido. Porque ya vimos que Adorno y Horkheimer en "Dialéctica de la Iustración" criticaban a lo que llamaban "Razón Instrumental". A esa Razón que venía del Iluminismo como Diosa Razón, y se transformaba en Razón Instrumental para dominar la naturaleza y los hombres, y finalmente su aplicación más macabra ocurría en Auschwitz.
Ahí, entonces, Michel Foucault se basa en ese texto de Adorno y Horkheimer. Se basa también en la concepción que tiene Heidegger de la Razón. Y va a desarrollar su propia concepción de la Razón, en dos libros fundamentales: "Historia de la locura en la época clásica" y "Vigilar y castigar".
3- ¿Por qué escribe Foucault una Historia de la locura?
¿Por qué escribe Foucault determinados libros? No hay libro que Foucault escriba que no tenga una clara finalidad. La finalidad de Foucault es erosionar a la Razón. Sacarla del lugar privilegiado que tiene. Cuestionarla. Mostrar que esa Razón ha sido instaurada para dominar a los hombres.
Entonces, escribe ¡genialmente!. Porque el modo de atacarla es genial.
Escribe una Historia de la locura en la época clásica. ¿Por qué? Porque no hay nada que cuestione más a la Razón que la locura. No hay nada que la Razón necesite ocultar más, para validarse a sí misma, que la locura. La locura es la antítesis de la Razón. Es la negación de la Razón. La Razón no quiere admitir que parte de ella es la locura. E incluso, e incluso que este mundo racional, en el cual todos creemos vivir, o que se nos vende que vivimos en un mundo racional, genera locura.
Escribe entonces, "Historia de la locura en la época clásica" en la cual la figura del "Manicomio" ocupa un lugar importantísimo.
El Manicomio es el lugar en el cual la sociedad racional pone a los locos, los aparta. Usted no va a ver a los locos. Usted va a andar tranquilo por esta sociedad racional, bien organizada, aunque, digamos, haya embotellamientos, piqueteros... toda esas cosas que les disgusta a la gente que anda por la calle... pero, es una sociedad racional. Y más, y más si pensamos que Foucault no ha dejado de pensar núnca en la sociedad francesa.
Hay incluso una ensayista norteamericana que dice: "Si esa es la sociedad disciplinaria, yo quiero vivir ahí". Porque, en realidad, es cierto. Es una sociedad disciplinaria de gran control, pero también es una sociedad disciplinaria del Primer Mundo.
Bueno. Pero de todos modos, ahí, Foucault dice que esa sociedad disciplinaria, es una sociedad racional para dominar a los hombres.
Y para dominar a los hombres la Razón tiene que apartar de sí la locura. El Manicomio, entonces, cobra una importancia central. Porque apartar de sí aquello que es diferente es fundamental para la Razón. Para su propia afirmación. Porque la locura -atención a esto- La locura es el mayor cuestionamiento a la Razón. Entonces, los locos al Manicomio.
Lo otro que analiza Foucault en "Vigilar y castigar" -que es otro de sus grandes libros- es la delincuencia, digamos. Es la sociedad civil que tiene que ser organizada, transparente, en la cual todos tenemos que poder vivir. Que ya Thomas Hobbes en el "Leviatán" dijo que: "Los hombres librados a sus propios instintos generaban una guerra de todos contra todos, y que el hombre era el lobo del hombre y que por eso el Estado Leviatán era necesario para armonizar esa guerra de todos contra todos.
Entonces, todos sedían su voluntad al Estado, y el Estado organizaba la sociedad".
Bien, dice Foucault, esta sociedad para organizarse así, necesita las Cárceles.
Entonces, si a los locos se los amontonaba en los Manicomios, a los delincuentes se los va a amontonar en las Cárceles.
¿Qué hay que hacer en la cárcel? ¿Cuál es el elemento esencial de la cárcel? Foucault se acuerda de una figura de Jeremy Bentham, un teórico inglés del siglo XIX, que había escrito un librito chiquito, en el que desarrolla una figura, de lo que Bentham llama el "Panóptico". ¿Qué es el panóptico? El panóptico es una torre puesta en la mitad de la unidad carcelaria.
Toda la unidad carcelaria está construida alrededor del panóptico.
Supongamos que yo soy uno de los guardias de la unidad carcelaria -no me gustaría serlo pero supongamos que lo soy-. Desde el panóptico yo puedo ver todo alrededor. Puedo ver y no ser visto. Esto es lo fundamental. El control central que ejerce el panóptico es ver a los que están en las prisiones y que los que están en las prisiones no vean a aquellos que los ven desde el panóptico. Entonces, el que ve, cosifica al otro. Hace del otro un objeto visto pero no un ser humano.
Para el guardia del panóptico, el tipo que está en la cárcel es una cosa a vigilar, una cosa a controlar, una cosa a ver, pero una cosa que no tiene que verlo a él. Él tiene que ver y no ser visto. Y el que está en la cárcel, no tiene que ver. Tiene que ser visto, pero no ver. Este es el esquema del Panóptico.
4- ¿Cómo logra el Poder imponer su verdad?
Esta relación que el Poder establece con detenido, o con el hombre al que ha confinado en el manicomio, es claramente una relación de exclusión.
Entonces, el Poder es la Razón que ve, la Razón que controla, la Razón que domina.
Bueno. Esta Razón que controla, que ve, que domina, que instrumenta a los hombres. Esta Razón, que incluso -atención a esto que es muy fascinante en Foucault- que incluso desarrolla las Ciencias Humanas, no para conocer al hombre, sino para conocerlo y dominarlo mejor -esta es una idea brillante de Foucault- Las Ciencia Humanas no pretenden estudiar al hombre. Lo quieren estudiar para conocerlo y dominarlo mejor.
Entonces, el Poder tiene una capacidad enorme, gigantesca.
El Poder tiene el poder de imponer la verdad.
Usted me dirá: "¡La verdad es una!". Bueno, podemos decir cosas más extremas: "La verdad es la verdad revelada de Dios".
Bueno. Usted ya sabe que estamos en Filosofía. Y en Filosofía, como dice Heidegger, Dios queda aparte. Porque sino nos respondería todas las preguntas. Pero las tenemos que responder nosotros los pobres seres humanos que estamos aquí.
Entonces, la pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿Por qué es el Poder es el que impone la verdad? ¿Por qué, por ejemplo, tener todos los medios de comunicación en manos de un Poder, le permite a ese Poder moldear las consciencias de los sujetos de una sociedad? ¿Por qué la revolución comunicacional del Imperio Norteamericano a sido justamente eso, una revolución comunicacional? Porque por medio de esa revolución condiciona, conforma, forma las subjetividades de los receptores.
Hace de los demás un enorme mundo de receptores de la verdad que emite ese inmenso Poder comunicacional.
Entonces, el Poder crea la verdad.
La verdad, lo siento, no existe la verdad. Lo que existe es la interpretación de la verdad. Lo que existe es la verdad que el Poder puede repetir treinta mil veces, cincuenta mil veces, sesenta mil veces en un día, hasta que usted se la crea. Y crea esa verdad. Y crea que eso es la verdad.
Ahora bien. Hay una frase de Nietzsche, tan genial que uno puede pensar largos años sobre ella. Nietzsche dice: "No hay hechos, no hay hechos. Hay interpretaciónes". O sea, ningún hecho nos va ha dar la verdad.
Supongamos. Hay una vieja tragedia que en este momento me viene a la memoria: La puerta 12 del Estadio de Boca, en una tarde terrible, en la cual se amontonaron setenta cadáveres porque querían salir desesperadamente por esa puerta.
Este... Ezeiza, Ezeiza... ¿Cuál es la verdad? ¿Cuál es la verdad de Ezeiza? ¿Cual es? La que dicen los que estaban el el palco.
La que dicen la gente que estaba abajo. La que dice la columna que venía del sur. La que dice OSIND. La que dicen los Montoneros. La que dice Cámpora. La que dice Favio... ¿Cuál es la verdad?. Bueno. Hay interpretaciónes. El hecho es uno. Algo terrible ocurrió en Ezeiza. Pero la interpretación de ese hecho es múltiple. O sea, no hay hechos, hay interpretaciónes.
Si hay interpretaciónes, entonces el Poder tiene, justamente, el poderío de imponer la suya. Esto es el Poder. El Poder es la capacidad que tiene un determinado grupo de imponer su verdad como verdad para todos. De lo que se trata el Poder es de imponer esa verdad. ¿Cómo lo hace? Lo hace teniendo la mayor cantidad posible de medios para comunicar. Entonces, lo que comunica el Poder es la verdad del Poder, la interpretación que el Poder tiene de los hechos, y esa interpretación es la que conviene a los beneficios.
En última instancia, la que le hace ganar más dinero. Porque el objetivo de el Poder es o dominar o ganar más dinero. También dominar para ganar más dinero. El dinero sigue siendo una mercancía que hace mover a este mundo. Como decía Sally Bowles, Liza Minelli, en Cabaret: "Dinero, dinero, dinero hace caminar al mundo".
En consecuencia, el Poder tiene que imponer esa verdad suya y sofocar las otras verdades a través de todos los medios posibles: diarios, canales de televisión, radios, y teatro, cine...
Todo lo que pueda conquistar para penetrar en la consciencia de los sujetos y sujetarlos, como va a decir Foucault: "Sujetar al sujeto". Esta es la meta del Poder.
Sujetar la subjetividad de los sujetos. Conquistarla. Hacerla suya... Del Poder.
Una vida cuyo último y único sentido consistiera en superarla o sucumbir, una vida por tanto cuyo sentido dependiera, en la última instancia, de la casualidad, no merecería la pena en absoluto ser vivida.
El libro más conocido de Viktor Frankl aúna una serie de peculiaridades que, en cierto modo, podrían ser predecibles. Partiendo de la supervivencia de Frankl en Auschwitz el propósito declarado del autor con el libro es el de describir su experiencia desde la óptica para la que se sentía capacitado, la de psiquiatra, y así comprender psicológicamente lo que realmente había sucedido allí. Para cuando quedó internado en Auschwitz Frankl se encontraba humana y profesionalmente en una época en la que había alcanzado su madurez personal (treinta y siete años). Tenía una vida que cabría calificarla de “encarrilada”, tanto en lo afectivo como en lo profesional. Este dato resulta muy significativo porque, sin duda, le sirvió a Frankl para poder sobrellevar de mejor manera las atrocidades que tuvo que presenciar al tiempo que supo mantener un cierto distanciamiento que le permitió mantener su equilibrio psicológico y sacar provecho intelectual de lo que allí estaba pasando.
Sin embargo la madurez de Frankl encontró techo cuando se encontró acorralada en las semanas anteriores a su deportación. Él disponía de un visado que podría haber utilizado para huir a Estados Unidos junto a su mujer y el hijo que esperaban con total seguridad. Pero su padre no se encontraba en la misma situación. Frankl acuciado por este dilema que no conseguía resolver se dedicó a vagar esperando a recibir alguna clase de señal. Parecía como si esperase a que el destino le indicase la ruta adecuada dentro del callejón sin salida en el que se encontraba. Creyó verlo en un aparentemente inocente recordatorio de las leyes judías que hizo su padre cuando mencionó que el deber sagrado de un hijo es honrar a su padre.
Esto decidió a Frankl a renunciar a usar el visado y a permanecer junto a su padre ya que éste que no estaba en condición de evadirse. Obviamente no se pueden colocar en una balanza las vidas de las personas, pero en el caso de la elección de Frankl pareció no haber arrepentimiento pese a las circunstancias. Frankl recuerda con alivio el que poco tiempo después pudo acompañar a su padre en el campo de concentración cuando éste se hallaba moribundo y así ofrecerle un último calmante que le aliviase los instantes anteriores a su muerte. Lógicamente Frankl se podía sentir satisfecho de haber cumplido con su deber de hijo ya que había renunciado a una escapada fácil para acabar internado en un campo de concentración junto a su padre con la única esperanza de serle allí de alguna mínima ayuda.
Lo que resulta llamativo es que Frankl nunca se arrepienta de esta decisión porque el haberla tomado supuso la muerte en otro campo de concentración de las dos personas (su mujer y su hijo no nacido) que estaban bajo su responsabilidad y que se hubiesen salvado si hubiese tomado la determinación de aprovechar el visado. Parece pues que más que un balance racional fuese una voz interior la que, a modo del daimon socrático, decidiese la elección de Frankl.
La peculiaridad de la experiencia de Frankl no se queda en esta primera elección. También se repite entre el motivo pretendido conscientemente con el libro y lo que realmente escribió en él. Si la intención original es obtener conclusiones en el ámbito psicológico de lo que allí sucedió, el resultado terminó siendo una especie de diario de la época que pasó en Auschwitz en el que predomina el tono descriptivo y, por su ausencia, resultan llamativas las escasas conclusiones teóricas. Tan sólo el apéndice final del libro busca teorizar sobre la actitud vital que se puede mantener después de una experiencia como la del internamiento. El libro, en sí, no es más que una descripción con escasas explicaciones de lo que allí sucedió. Por supuesto no pretendo restarle valor a un libro magnífico como es éste, simplemente resaltar la diferencia entre la intención inicial y la conclusión final.
Se podría decir que el tono descriptivo de libro responde a una necesidad que me atrevería a calificar de “periodística”. Es decir, la de relatar lo más fielmente posible lo que allí sucedió para evitar que todo lo pasado quedase en el olvido. Precisamente aquí estaría un elemento común con los relatos de otras víctimas de la violencia. Es así como se podría encontrar un paralelismo entre el tono descriptivo de Frankl y el de, por ejemplo, Ana Frank.
Frankl hace especial mención a las crueldades del campo de concentración. Se plantea, y recuerda que todo el mundo se tuvo que haber reflexionado en algún momento, el cómo podía ser posible que el ser humano pudiese llegar a semejantes límites de maldad hacia sus semejantes. Pese a haber enfatizado tanto la pregunta, sorprendentemente, Frankl no hace mayores esfuerzos por explicar este suceso (capítulo: “Psicología de los guardias del campamento”). Ni desde el pretendido ámbito psicológico, ni desde ninguna otra perspectiva. Cuando más adelante, hacia el final del libro, se decide a buscar alguna explicación al mencionar el caso del Dr. J. opta por una resolución de lo más absurda porque intenta asumir que este hombre podía ser un asesino al tiempo que una persona afable y cordial basándose en "lo impredecible" del ser humano.
Simplemente con observar lo que pasó en las dictaduras del cono sur se puede ver que un comportamiento así es muy frecuente en situaciones de esta clase. En este último contexto los torturadores sudamericanos eran encantadores padres de familia al tiempo que masacraban a sus víctimas.
Otra circunstancia que vicia las ideas que saca Frankl de esta experiencia es, paradójicamente, su optimismo. Si una actitud optimista resulta importante en la vida, se hace decisiva si alguien va a terminar internado en Auschwitz. En cuanto a esto se podría pensar que el carácter maduro de Frankl se hallaba robustecido también en este aspecto. Esta visión optimista es la que le llevó a usar el particular método terapéutico que ejercía con sus pacientes y que tenía uno de sus pilares en la confrontación con la pregunta “¿por qué no se suicida usted?”.
Frankl opinaba que toda persona podría encontrar un sentido a su existencia si comprendía que era necesario para algo o para alguien. Podía ser el libro que aún no había escrito, el hijo que lo necesitaba, etc… Lo importante era subrayar que nadie se encontraba aislado de sus semejantes ni de sí mismo. Es entonces cuando la frase de Nietzsche que menciona el propio Frankl en el libro, “El que tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”, cobra su significado máximo porque con Frankl hallar un sentido, una explicación, resulta un pilar básico para que el individuo encuentre un camino que le lleve a su recuperación. Sin embargo es aquí cuando su optimismo le lleva siempre a encontrar una motivación para cada persona, incluso aunque el paciente se niegue a darla como válida. Aparte de lo cuestionable de estos fundamentos últimos se podría aludir a Schopenhauer, autor citado por Frankl en el libro aunque en otros términos. Frankl no sería más que un servidor de la Voluntad.
Puede encontrar conexiones que, desde un punto de vista psicoterapéutico, ofrezca un cierto sentido a un paciente suyo. Pero esos vínculos carecen de un significado último que los fundamente. Se podría decir que, en última instancia, el sentido de la vida se comprende al vivirla. Pero una afirmación así deja muchos vacíos que el sistema de Frankl no puede superar desde un punto de vista filosófico, aunque seguramente el método sea muy válido para pacientes comunes desde un punto de vista psicoterapéutico.
Filosóficamente, sin embargo, no llega a solventar problemas como el de la libertad personal que son básicos para su perspectiva en la logoterapia.
Lo llamativo de la experiencia de Frankl es que se encontró en unas circunstancias casi únicas. Es verdad que en la historia de la humanidad se han dado toda clase de crueldades del ser humano con sus semejantes pero el nazismo supuso una nueva inflexión hacia una dimensión desconocida, la del mal radical. Fue en Auschwitz cuando Dios se mantuvo en silencio, fue a partir de Auschwitz cuando se comprendió que no se podía pensar en los mismos términos con los que se había reflexionado con anterioridad.
Es por esto que Adorno acaba diciendo el “¿Cómo filosofar después de Auschwitz? Bajo estas circunstancias extremas fue como Frankl pudo comprobar unos nuevos límites a los que podía llegar la existencia humana. Ciertamente se podría decir que son unos límites muy tristes, pero también es verdad que ofrecieron nuevos indicios de cómo está constituida la naturaleza humana.
La logoterapia es una psicoterapia que propone que la voluntad de sentido es la motivación primaria del ser humano, una dimensión psicológica inexplorada por paradigmas psicoterapéuticos anteriores, y que la atención clínica a ella es esencial para la recuperación integral del paciente.
Después del psicoanálisis de Freud y la psicología individual de Alfred Adler, la logoterapia es la "tercera escuela vienesa de psicoterapia" desarrollada por el neurólogo, y psiquiatra, Viktor Frankl. Es un tipo de psicoterapia que se apoya en el análisis existencial y se centra en una "voluntad de sentido" en oposición a la doctrina de Adler de "voluntad de poder" o la "voluntad de placer" de Freud.
La logoterapia está lejos de haber logrado el desarrollo teórico que caracteriza al psicoanálisis y a la psicología profunda de Jung. Pese a esto la logoterapia causó interés. Como su denominación lo sugiere, se trata de darle un sentido a la existencia humana (en esto se asemeja a la psicología de Jung). Para entender la génesis de la logoterapia corresponde saber que Frankl fue prisionero en un campo de concentración. Allí, considera haber podido sobrevivir más que nada porque le supo dar un logos (en griego: sentido, significado) a su existencia. De su experiencia da cuenta en el libro El hombre en busca de sentido.
Consta de tres partes que son fundamentales para su desarrollo:
1. La libertad de voluntad (antropología): que explica que todo hombre es capaz de tomar sus propias decisiones, por lo que es libre de escoger su propio destino y no convertirse en una marioneta a merced del mismo, o del inconsciente colectivo (pandeterminismo).
2. La voluntad de sentido (psicoterapia): expresa la preocupación de Frankl ante los métodos psicológicos enfocados en la percepción del “componente exterior”, desvirtuando la idea del animatismo presente en el ser humano que lo hace único ante el reino vegetal y animal (psicologismo).
3. El sentido de vida (filosofía): que para la Logoterapia es un factor incondicional que no se pierde bajo ninguna circunstancia, pero puede escaparse de la comprensión humana. La Logoterapia es una percepción positiva del mundo (reduccionismo).
La metodología logoterapéutica de Frankl se basa en tratar las enfermedades psíquicas tanto desde un abordaje netamente médico (por ejemplo a ciertas personas que le consultaban por depresión, tras estudiarlas, les recetaba un tratamiento hormonal), aunque principalmente la cuestión es dialogar con la persona y notar en ella qué es lo que da sentido a su vida.
En general la Logoterapia sería un tipo de Psicoterapia Humanista - Existencial. La Psicoterapia Existencial es un enfoque terapéutico más filosófico que médico, que fundamenta su perspectiva en las filosofías fenomenológico-existenciales. Algunos de estos filósofos incluyen: Nietzsche, Kierkegaard, Husserl, Heidegger, Sartre, Merleau-Ponty, Martin Buber, etc. Este modelo contempla al ser humano como en constante desarrollo y evolución, lo que implica un movimiento y procesos constantes. La persona se encuentra en constante relación con su medio, ya que es vista como ser-en-el-mundo (Dasein), lo que implica que su existencia se vea constantemente enfrentada a circunstancias que le exigen respuesta.
Otro aspecto de la Psicoterapia Existencial actual es que, al concebir a la persona como siempre en relación, ya sea con el mundo físico o corporal, o el mundo social e interpersonal, o el mundo personal, íntimo y psicológico, o inclusive con las dimensiones espirituales del mundo, se constituye como un enfoque postmoderno, que acentúa el estudio de la construcción que hacemos cotidianamente de lo que llamamos realidad. Esto se expresa principalmente en el énfasis que hace al estudio y trabajo constante en y con la relación terapéutica. Las vicisitudes de cada encuentro terapéutico son tratadas con especial atención, observando aquellos aspectos que obstruyan las posibilidades de generar un encuentro auténtico entre cliente y terapeuta o, en el caso de la terapia de grupo, entre todos los participantes.
Sus técnicas más destacadas y conocidas son: la intención paradójica, la derreflexión, el autodistanciamiento, la modificación de actitudes y el diálogo socrático. En la intención paradójica, el terapeuta induce al paciente a intentar voluntariamente aquello que trata de evadir de manera ansiosa; el resultado suele ser la desaparición del síntoma. En la derreflexión, se anima al consultante a olvidarse de su padecimiento para superar la tendencia a la preocupación y a la hiperreflexión. En el autodistanciamiento, el "compañero existencial" -como se le llama al cliente o paciente- aprende a verse a sí mismo más allá de su padecimiento, con la posibilidad de separar a su neurosis para así apelar a la propia voluntad de sentido para -mediante la fuerza de oposición del logos- dirigirse a él. En la modificación de actitudes se hace énfasis en comportamientos claves a practicar mediante una cierta disciplina para más tarde dejar de atender a las actitudes dañinas y poder ver a las nuevas, como motivadores del cambio. Y en el diálogo socrático, se usa el estilo de la mayéutica para guiar a la persona hacia el autoconocimiento y la precisión de su responsabilidad en sus acciones.
Si tenemos en cuenta que Viktor Frankl llevó su teoría -que ya había comenzado a desarrollar anteriormente- a la práctica en un campo de concentración alemán, podremos comprender el porqué de dicha tesis: al desprenderse de todo lo material, de sus logros, de sus problemas, de todo aquello por lo que ha luchado en la vida, comprende que sólo le queda su esencia, su génesis, su logos. De esta forma podrá ver detalles, cualidades, recursos y características de uno mismo que nunca pensó ver o encontrar, se fijará en aspectos de la vida realmente importantes; con el tiempo la persona logrará trascender y ver un verdadero sentido en su vida y se sentirá feliz de estar vivo.
La logoterapia se vale en alta medida del Psicodrama, una dramatización realizada por el paciente, pensando que su vida se acaba en ese preciso momento. De esta dramatización surgen planteos usualmente conocidos como "lo que cambiaría si tuviera una segunda oportunidad". Esos cambios serán puestos en práctica por el paciente para lograr alcanzar su propio "logos" o sentido de su vida.
Sus técnicas más destacadas y conocidas son: la intención paradójica, la derreflexión, el autodistanciamiento, la modificación de actitudes y el diálogo socrático. En la intención paradójica, el terapeuta induce al paciente a intentar voluntariamente aquello que trata de evadir de manera ansiosa; el resultado suele ser la desaparición del síntoma. En la derreflexión, se anima al consultante a olvidarse de su padecimiento para superar la tendencia a la preocupación y a la hiperreflexión. En el autodistanciamiento, el "compañero existencial" -como se le llama al cliente o paciente- aprende a verse a sí mismo más allá de su padecimiento, con la posibilidad de separar a su neurosis para así apelar a la propia voluntad de sentido para -mediante la fuerza de oposición del logos- dirigirse a él. En la modificación de actitudes se hace énfasis en comportamientos claves a practicar mediante una cierta disciplina para más tarde dejar de atender a las actitudes dañinas y poder ver a las nuevas, como motivadores del cambio. Y en el diálogo socrático, se usa el estilo de la mayéutica para guiar a la persona hacia el autoconocimiento y la precisión de su responsabilidad en sus acciones.
Si tenemos en cuenta que Viktor Frankl llevó su teoría -que ya había comenzado a desarrollar anteriormente- a la práctica en un campo de concentración alemán, podremos comprender el porqué de dicha tesis: al desprenderse de todo lo material, de sus logros, de sus problemas, de todo aquello por lo que ha luchado en la vida, comprende que sólo le queda su esencia, su génesis, su logos. De esta forma podrá ver detalles, cualidades, recursos y características de uno mismo que nunca pensó ver o encontrar, se fijará en aspectos de la vida realmente importantes; con el tiempo la persona logrará trascender y ver un verdadero sentido en su vida y se sentirá feliz de estar vivo.
La logoterapia se vale en alta medida del Psicodrama, una dramatización realizada por el paciente, pensando que su vida se acaba en ese preciso momento. De esta dramatización surgen planteos usualmente conocidos como "lo que cambiaría si tuviera una segunda oportunidad". Esos cambios serán puestos en práctica por el paciente para lograr alcanzar su propio "logos" o sentido de su vida.
Conceptualización de la espiritualidad en la logoterapia
La logoterapia es una técnica psiquiátrica desarrollada por Viktor Frankl. La técnica es una variación del método psicoanalítico que intenta sobrepasar la clásica interpretación del inconsciente que se nutre del ello o impulsividad ciega, y colocar en correcta relación la vida orgánica con la vida espiritual o responsable. Freud creía que la neurosis estaba encadenada a episodios de impulsividad reprimida y por tanto su terapia consistía en volver conscientes tales represiones. Esto a través de un proceso de intervención médica conocido como "asociación libre". De ahí la clásica imagen del diván, el paciente y el médico.
Frankl incluye otro elemento del inconsciente: el espiritual, haciendo énfasis en la búsqueda de significado de la existencia, lo cual no necesariamente se refleja en la búsqueda de Dios u otro ser sobrenatural.1 No solamente subsisten en el interior de la conciencia humana una impulsividad natural sino también una espiritualidad natural. La cura de muchos traumas estaría dada por el reconocimiento de tal sustrato y la posterior toma de conciencia es decir, de responsabilidad frente a esa condición. Para Frankl la espiritualidad no tiene que ver sólo con un ejercicio tautológico de búsqueda de refugio, es un "modo de existir humano".
En la arquitectura profunda de la psiquis humana, se encuentra una espiritualidad inconsciente que pretende siempre la trascendencia. Aquí la teoría de la logoterapia, que pretende la sanidad en función de la recuperación de sentido, expone funciones profundas de la conciencia y la toma de decisiones ante las formas cotidianas del existir. Los sueños son aún piezas claves para entender los procesos psíquicos que pugnan en el interior de todo hombre. En este sentido, si bien la Logoterapia no refiere el estudio de los Arquetipos descriptos por Jung, sí existen paralelismos con la Psicología Jungiana en lo atinente a la fuerza espiritual que puja en el Inconciente, a la necesidad de Individuación y Sentido del Logos.
La Logoterapia se convierte en un instrumento de conexión para el ser humano, puente entre su vida inconsciente y su manera de vivir. No habría nada más enfermizo en el humano que una vida incoherente. Pero no se trata de una incoherencia puramente discursiva, se trata pues de un conflicto mucho mayor entre la conciencia y la responsabilidad. Son las decisiones las que resultan en fracaso o triunfo, y no meramente la voluntad como creía Nietzsche. Implica una fuerte responsabilidad y Actitud - del Dasein- frente a los existenciarios. La fuerza de las decisiones radica en la propia existencia, de tal modo que jamás se puede renunciar a ella. Se trata entonces de una elección consciente o inconsciente, pero decisión al fin y al cabo, que posibilita construir y posicionarse frente al sentido del Logos, la propia Esencia y Trascendencia.
No solo somos cuerpo y mente sino también estamos conformados por espíritu, y esto no tiene que ver con nada religioso, sino es nosotros mismo tenemos la capacidad de sanarnos espiritualmente, en base a la logoterapia, que es una corriente terapeútica, como la gestalt entre otras, que nos propone anteponer la voluntad al sentido de vida, a subsistir aún y pese a las adversidades que se nos presentan en la vida por muy duras y difíciles que estas sean.
“… En realidad nos estamos debatiendo entre la cara oscura y la cara consciente de la mente humana, Aunque la faz consciente parezca inmensa, las llanuras del inconsciente albergan una vida mucho más compleja, intensa y determinante. Detrás de cada conciencia acecha un territorio extenso en el que se pueden esconder los miedos y las vergüenzas, las autojustificaciones y los engaños…” (Elsa Punset).
No me gusta ni la literatura de ciencia ficción ni los libros de autoayuda. Es más, detesto ambos géneros pero el segundo el que más. ¿Por qué entonces comento un libro de autoayuda?, pues porque Elsa es hija de mi adorado Punset y pensé que seguiría, más o menos, los pasos de su padre. Los sigue, si, pero con un histrionismo y protagonismo que me parece poco serio (en sus apariciones en El Hormiguero en TV, por ej.) que no me gustan en absoluto. Menuda diferencia (en mi opinión) con el programa de su padre: Redes que intento ver siempre que puedo.
Aún así me leí el libro, que tengo que reconocer que no está mal, que la chica es hija de su padre (aunque aún le quede un largo camino) y además está en edición de bolsillo y cuesta casi na. La parte que, en mi opinión, merece mucho la pena y me ha dicho algo nuevo es la que habla de los “esquemas” (pág. 76).
Los esquemas, serían unas defensas compulsivas, un mecanismo emocional que aprendimos en la infancia para defendernos de algo que era peligroso o hiriente y que perpetuamos en la edad adulta aunque ahora ya no nos haga falta). Según nos dice, la terapia de esquemas fue ideada por el psicólogo Jeffrey Young, Director del Centro de Terapias Cognitivas de Nueva York. Sus 18 esquemas (o “trampas”, ojo con el palabro que lo dice todo) emocionales combinan la comprensión de lo que nos lastró en la infancia con la observación objetiva de los comportamientos adultos resultantes.
Es muy interesante esta parte y puede aclararnos mucho acerca de los lastres que muchas llevamos.
Los libros de autoayuda se venden como churros. Millones de personas los leen esperando encontrar algo mágico que les ayude a sobrellevar los altibajos de la vida. Sus detractores (que también son muchos) señalan que este género es superficial , que solo enseñan obviedades y que prometen cambiar el mundo interno y externo del lector cosa que realmente es imposible por no decir imposible.
Los defensores encuentran en ellos conocimientos, pensamientos, actitudes que son importantes pero que hemos olvidado y que de ser tan obvios ni nos hemos parado a utilizar y que creen que les van a ayudar a transformar su vida.
Vaya usted a saber. A mí, como ya he dicho antes, me horripilan pero, como siempre digo, para gustos se hicieron los colores.
Elsa Punset hablando sobre su libro
Elsa Punset nació en Londres en 1960. Licenciada en Filosofía y Letras y Master en Humanidades por la Universidad de Oxford, en Inglaterra; Master de Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid. Estudió composición en la Manhattan School of Music e Ingeniería de Sonido en la New School de Nueva York. Ha trabajado como editora en la rama educativa del Grupo Anaya y como directora editorial en la Fundación Autor (SGAE). Sus ámbitos de interés se centran en la aplicación de la inteligencia emocional, toma de decisiones y procesos de aprendizaje en niños y adultos. Actualmente, es coordinadora y formadora del grupo de la Universidad Camilo José Cela que desarrolla la implementación de un programa de aprendizaje social y emocional pionero en España. Colabora habitualmente en distintos medios de comunicación e imparte conferencias y talleres sobre inteligencia emocional en diversos ámbitos, sociales y educativos. Es autora de Brújula para Navegantes Emocionales (Aguilar, 2008). Premio Pilates 2009 por su aportación al mundo de la cultura. En noviembre 2009 publicará Inocencia Radical (Aguilar), un ensayo sobre el impacto de las emociones en la vida diaria.
Estoy más que segura que muchas veces nos hemos preguntado ante determinadas situaciones el por qué reaccionamos sea de forma impulsiva, violenta, sumisa y cómo se manifiestan nuestras emociones en ella.
Hay veces que la forma de cómo reaccionamos no era tan necesaria pero es como si nos hiciera revivir “algo” del pasado; los esquemas tempranos mal adaptativos (EMT) o trampas vitalespueden justificarlo. Es cierto al decir que la familia es la primera sociedad que tenemos como modelo y del cual aprendemos y forjamos nuestra personalidad, sea de forma adecuada o no, lo cual hace que las personas que somos hoy representen en cualquier situación la dinámica familiar, nuestra familia sea con nuestra pareja, hijos, amistades y/o pares.
Según Jeffrey Young, quien propone esta teoría de los esquemas, todo niño que se encuentre entre los 5 y 12 años aproximadamente debe satisfacer 5 necesidades básicas:
1) la seguridad básica y afecto seguro que permita que el niño(a) se sienta querido y protegido por sus padres sea de forma física y/o emocional,
2) la autonomía que permita que el niño(a) sea responsable de sus actos, tome decisiones sin que los padres se impongan a ello,
3) relación con los demás y expresión de nuestras emociones haciendo que el niño pueda emitir emociones y/o expresiones hacia los demás y también consigo mismo,
4) la espontaneidad y juego que sepa cuáles son sus derechos como niño(a) sin represiones
5) límites que el niño(a) lleve un control de sus conductas con los demás y con el mismo.
Al no satisfacer una o más de estas necesidades, se crean los esquemas mal adaptativos. Estos esquemas consisten en patrones compuestos de memorias, emociones, cogniciones y sensaciones corporales en relación con uno mismo que se desarrolla en la infancia y adolescencia.
Entonces, ¿Esto daría a entender que si un niño(a) tiene “malas” conductas va a desarrollar esquemas?
Los orígenes del esquema pueden ser de cuatro tipos de experiencias:
1) recibir muy poco de algo bueno ejemplo (Un niño(a) que saca altas calificaciones y sus padres no lo felicitan o alientan a que siga así),
2) traumatización ejemplo (el niño(a) es criticado, controlado o victimizado)
3) recibir demasiado de algo bueno ejemplo (mamá no le enseña a colaborar en la limpieza de casa o hace sus tareas del colegio) y
4) identificación con otros significativos ejemplo (el niño(a) que interviene en discusiones de sus padres, sufre al ver llorar a su mamá).
Estos esquemas o trampas vitales son diversos y pueden ser de dos tipos: “Condicionales” que son los más tempranos, desde más pequeños de edad y los “Incondicionales” que se crean como consecuencia de los condicionales y/o a la edad adulta.
Entre los esquemas condicionales tenemos 13 trampas vitales.
1) Abandono-inestabilidad creencia que nadie te quiere y estarás solo siempre.
2) desconfianza- abuso estar a la expectativa de que te van a hacer daño.
3) Privación emocional creer que tus necesidades nunca serán satisfechas.
4) Imperfecciónsientes que eres internamente defectuoso.
5) Aislamiento social creencia de sentirse diferente a los demás.
6) Dependencia sentirse incapaz de enfrentarse a la vida si no recibe apoyo.
7) Vulnerabilidad vivir con el temor a que va a ocurrir algo malo.
8) Indiscriminación sentirse no aceptado por los demás.
9) Fracaso sentirse poco productivo en actividades simples y complejas.
10) Negativismo vivir de forma quejosa.
11) Castigabilidad sentirse en la capacidad de juzgar y culpar a los demás.
12) Grandiosidad personas que sienten que todos deben satisfacer sus necesidades.
13) Insuficiente autocontrol no saber auto disciplinarse o auto controlarse.
Y en los esquemas incondicionales tenemos 5 trampas vitales:
1) Sometimiento reprimir sus deseos por contemplar los deseos de otros.
2) Auto sacrificio velar por la vida de los demás dejando en último lugar tu propia vida.
3) Búsqueda de reconocimiento adaptarte al modo de vida de otros para sentirte aceptado.
4) Inhibición emocional personas que buscan ser lo más racional posible sin involucrar emoción alguna.
5) Normas inalcanzables establecerse metas u objetivos difíciles de cumplir o llegar a satisfacer.
Toda conducta y en este caso todo esquema o trampa vital tiene formas de reaccionar que vendría a ser los estilos de afrontamiento que son tres:
1) rendirse; uno acepta la experiencia y asume una posición pasiva ante el esquema.
2) evitar; uno trata de desconectarse del malestar emocional.
3) sobrecompensar o contraataque; uno lucha contra el esquema y trata de demostrarse que el esquema no es cierto.
¿Y qué nombre recibiría nuestras emociones ante una situación que nos genere malestar?
Modos.
Los modos vienen a ser, como se dijo en la pregunta anterior, las emociones y las reacciones que tenemos frente al malestar.
Pueden ser de 8 tipos.
1) el niño vulnerable; es el que nos hace sentir frágiles, abandonados, débiles sin saber qué hacer, cómo manejar la situación.
2) el niño enfadado; es el que reacciona con cólera porque no ha logrado satisfacer sus necesidades.
3) el niño impulsivo; es el que transmite emociones y conductas de forma arrebatada sin medir las consecuencias para él o los demás.
4) el que se rinde; es el niño pasivo, que deja que los demás lo controlen.
5) el protector separado; el que evita el dolor emocional del esquema y realiza alguna actividad para no pensar o sentirlo.
6) el sobrecompensador; que es el niño que lucha para demostrar que el esquema no lo domina o no existe.
7) el padre castigador; es el que siente que los demás o él mismo merecen un castigo o ser juzgado.
8) el padre exigente; persiste, presiona e insiste a que se cumpla sus necesidades, en ser perfecto.
En lo correspondiente a la evaluación, antes de iniciar la terapia en sí de esquemas, se le hace entrega al paciente 2 cuestionarios sobre este mismo para que vaya teniendo una idea en qué consistirá las sesiones a futuro.
Según sus trampas vitales y diagnóstico de la personalidad se le hace su tratamiento respectivo. Un punto importante a considerar, como técnica de evaluación psicológica, son las cartas OH.
Estas cartas o naipes permiten reflejar experiencias tempranas de la niñez y/o experiencias actuales según sea el protocolo que se ha aplicado que puede ser el yo emocional, la familia, línea de vida entre otros. Al comenzar el artículo que se empieza así “Estoy más que segura que muchas veces nos hemos preguntado ante determinadas situaciones el por qué reaccionamos sea de forma impulsiva, violenta, sumisa y cómo se manifiestan nuestras emociones en ella.
Hay veces que la forma de cómo reaccionamos no era tan necesaria pero es como si nos hiciera revivir “algo” del pasado; los esquemas tempranos maladaptativos (EMT) o trampas vitales pueden justificarlo”; Ese “algo” según Jeffrey Young son los botones emocionales que permite activar el esquema, quiere decir, despierta emociones que nos hace recordar a una parte de nuestra vida.
Está de más decir que todos tenemos un poco de todas los esquemas sin embargo; son obstáculos que no nos permite desarrollar y/o vivir nuestro adulto sano. Está en nosotros el identificar nuestros esquemas y saberlos controlar y está en nosotros ese cambio.
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