Nunca como hoy hubo tanta circulación y consumo de imágenes de pobreza y de violencia, imágenes de excluidos, de comportamientos llamados “desviados” o “aberrantes”. La violencia y la denuncia de crímenes se ha vuelto casi un género periodístico. Lo que sería interesante si esas imágenes no aparecieran frecuentemente descontextualizadas, y si no se presentara la violencia como “generación espontánea”, sin relación con la economía y las injusticias sociales, tratada de forma espectacular, como acontecimiento sensacional, folletín televisivo y reality show para ser consumido con placer.
La prohibición modernista del Cinema Novo (algo así como “no gozarás con la miseria del otro”) generó una estética y una ética de lo intolerable para tratar los dramas de pobreza, en un contexto en el que los excluidos eran vistos positivamente como “rebeldes primitivos” portadores de una ira revolucionaria, y en el que el cine se proponía deconstruir el paternalismo europeo, el exotismo y el pietismo, para generar una “Estética del hambre” y una estética de la violencia: la posibilidad de tratar la miseria y los dramas de pobreza sin convertirlos en productos de consumo inmediato, meros entretenimientos o folklore.
En “Estética del hambre”, un texto escrito para un encuentro en Génova, Italia, Glauber Rocha realizó una transformación radical. Allí abandonaba el discurso político - sociológico de “denuncia” y “victimización” de la pobreza, habitual en las décadas del sesenta y del setenta, para darles un sentido afirmativo y transformador a los fenómenos ligados con el hambre, la pobreza y la miseria latinoamericanas, buscando revertir las “fuerzas autodestructivas máximas” en un impulso creador, mítico y onírico.
El de Glauber es uno de los más bellos esfuerzos de pensamiento y de intervención política del cine brasileño moderno. En “Estética del hambre” tematizaba con urgencia y virulencia, hasta con rabia, el “paternalismo de los europeos en relación con el tercer mundo”. Analizaba el “lenguaje de lágrimas y sufrimiento mudo” del humanismo, un discurso político y una estética incapaces de expresar la brutalidad de la pobreza, transformando el hambre en “folklore” y en llanto conformista.
Un texto valiente, contrario a cierto humanismo piadoso, contrario a las imágenes - cliché de la miseria que hasta hoy alimentan el circuito de información internacional. Allí, Glauber plantea una pregunta que, para mí, no fue superada o resuelta por el cine brasileño, ni por la televisión, ni por el cine internacional, y que todavía conserva su actualidad.
La pregunta ética es:
¿cómo mostrar el sufrimiento, cómo representar los territorios de la pobreza, los desheredados, los excluidos, sin caer en el folklore, el paternalismo o el humanismo conformista y piadoso?
¿cómo desarrollar un nuevo modo de expresión, comprensión y representación de los fenómenos ligados a los territorios de la pobreza, del sertâo y la favela, de sus personajes y sus dramas?
¿Cómo llevar estéticamente al espectador, dentro o fuera de América latina, a “aprehender” y experimentar la radicalidad del hambre y de los efectos de la pobreza y la exclusión?
La respuesta de Glauber es: a través de una Estética de la Violencia.
Violentar la percepción, los sentidos y el pensamiento del espectador, para destruir los clichés (sociológicos, políticos, de comportamiento) sobre la miseria.
No se trata de la violencia explícita (o estetizada) del cine de acción sino de una carga de violencia simbólica que instaura momentos críticos en todos los niveles de percepción.
Eso es lo que hizo Glauber en "Dios y el diablo en la tierra del sol", en "Tierra en trance" o en "La edad de la Tierra". En fin: en todos sus filmes. Se alejó del realismo crítico y la narración clásica, instaurando una especie de apocalipsis estético que sacara al espectador de su inmovilidad. Esa propuesta, que produjo clásicos como "Vidas secas", "Río 40 grados" o "Los fusiles", ha sido desplazada por la incorporación de temas locales (tráfico de drogas, favelas, sertâo) en una estética transnacional, en un lenguaje post - MTV, en un neorrealismo que tiene como fundamento altas descargas de adrenalina, reacciones por segundo como efecto del montaje, inmersión total en las imágenes. O sea: los mismos fundamentos del placer y la eficacia del film norteamericano de acción, donde la violencia y sus estímulos sensoriales son casi del orden de lo alucinatorio, un gozo imperativo y soberano de ver, infligir y sufrir la violencia.
La idea (rechazada por las películas de Glauber) de expresar el sufrimiento o lo intolerable en medio de un bello paisaje, o de glamorizar la pobreza, resurge en algunos filmes contemporáneos donde el lenguaje y la fotografía clásica transforman el sertâo en un jardín o museo exótico, que puede ser “rescatado” para el gran espectáculo. Es lo que se ve en películas como "Guerra de Canudos", de Sérgio Rezende, "El cangaceiro", de Aníbal Massaini y, más recientemente, en "Estación central", de Walter Salles, o "Ciudad de Dios", de Fernando Meirelles. "Ciudad de Dios" (2002), adaptación de la novela de Paulo Lins, es la expresión suprema de ese “neo - brutalismo”, que toma como referencia, entre otros, los filmes de gangsters, las sagas de la mafia, la épica espectacular y la estética MTV.
Se pasa de una “estética” a una “cosmética” del hambre, de las ideas en la cabeza y la cámara en mano (un cuerpo a cuerpo con lo real) a la steadycam, a la cámara que surfea sobre la realidad, signo de un discurso que valoriza lo “bello” y la “calidad” de la imagen y, todavía, el dominio de la técnica y de la narrativa clásicas. Un cine “internacional popular” de tema local, histórico o tradicional y formato estético “internacional”. Folklore - mundo.
“Favela chic” es el nombre de un bar brasileño de moda en París: imagen (paradójica y no exenta de cinismo) de una sociedad multicultural y periférica en la que la pobreza y los conflictos sociales, dentro y fuera del cine, pueden ser encarados al mismo tiempo como intolerables, pero también como encantadores.
“Un arma en la mano y una idea en la cabeza”, bromea un personaje de "Ciudad de Dios".
La película de Fernando Meirelles señala la repetición de un pronóstico social siniestro: el espectáculo consumible de los pobres matándose entre sí.
¿El cine sobre la masacre de los pobres nos prepara para la masacre real (que ya sucede) o para la masacre que vendrá, tal como el cine americano de acción anticipó y produjo el clima de terror, control internacional y clamor por una “justicia infinita”)?
La palabra "Paz" es empleada tanto por los ingenuos como por aquellos que
confunden la ausencia de violencia con la paz y no comprenden que el trabajo para construirla no está sino a punto de comenzar, y por aquellos menos ingenuos que saben todo eso y no quieren que el
trabajo se inicie.
De ese modo, la palabra "Paz" logra convertirse en un eficaz obstáculo para lograr la paz.
El triángulo de la violencia es un concepto introducido por Johan Galtung para representar la relación existente entre los tres tipos de violencia que él define en su teoría: Violencia Directa, violencia estructural y violencia cultural.
La violencia, según Galtung, es como un iceberg, de modo que la parte visible es mucho más pequeña que la que no se ve. De acuerdo con el autor, existirían tres tipos de violencia:
La violencia directa, la cual es visible, se concreta con comportamientos y responde a actos de violencia.
La violencia estructural, (la peor de las tres), que se centra en el conjunto de estructuras que no permiten la satisfacción de las necesidades y se concreta, precisamente, en la negación de las necesidades.
La violencia cultural, la cual crea un marco legitimador de la violencia y se concreta en actitudes. Educar en el conflicto supone actuar en los tres tipos de violencia.
A menudo, las causas de la violencia directa están relacionadas con situaciones de violencia estructural y/o justificadas por la violencia cultural: muchas situaciones son consecuencia de un abuso de poder que recae sobre un grupo oprimido, o de una situación de injusticia social (de un reparto de recursos insuficiente, de una gran desigualdad en la renta de las personas, dificultad de acceso a los servicios sociales y a la red sanitaria, etc.), y reciben el espaldarazo de discursos que justifican estas violencias.
Esta forma de la violencia hace referencia a aspectos de la cultura que la legitiman a través del arte, la religión, la ciencia, el derecho, etc.
De los tres tipos de violencia (directa, estructural y cultural) la directa es clara y visible, por lo que resulta relativamente sencillo detectarla y combatirla. En cambio, la violencia cultural y la violencia estructural, son menos visibles, pues en ellas intervienen más factores, detectar su origen, prevención y remedio es más complicado.
Hacia los años 90 surge, de la mano de Galtung, una nueva aproximación a la violencia al crearse el concepto de violencia cultural, que la define como una violencia, simbólica, que “se expresa desde infinidad de medios (simbolismos, religión, ideología, lenguaje, arte, ciencia, leyes, medios de comunicación, educación, etc.), y que cumple la función de legitimar la violencia directa y estructural, así como de inhibir o reprimir la respuesta de quienes la sufren, y ofrece justificaciones para que los seres humanos, a diferencia del resto de especies, se destruyan mutuamente y sean recompensados incluso por hacerlo”. Así, por ejemplo, se puede aceptar la violencia en defensa de la fe o en defensa de la religión.
En el panorama sobre el tema de la violencia, la violencia estructural aportó una nueva visión, más dinámica, más procesual, más amplia, de la violencia de la que había hasta entonces. Pero aún quedaban incertidumbres por resolver: ¿por qué optaban las personas por el uso de la violencia aún cuando sus posibilidades de lograr una victoria que les beneficiase eran muy escasas, teniendo en cuenta que el poder siempre puede hacer uso de una violencia mayor, más planificada e incluso legalizada? ¿Por qué no se usan, habitualmente, fórmulas diferentes a la violencia? Las respuestas a estas preguntas vinieron del entorno cultural en el que todo ser humano se desarrolla y se educa. Estamos educados en una cultura de violencia, donde no se nos enseña, ni se nos permite demasiado, a ver alternativas a la violencia. Porque en las escuelas y los demás medios de transmisión y reproducción de la cultura nos han enseñado la historia como una sucesión de guerras; porque estamos acostumbrados a que los conflictos se reprimen por la incuestionable autoridad paterna, o por la autoridad del macho sobre la hembra, o por las leyes nacionales o internacionales; porque los medios de comunicación de masas nos venden como la única vía de solución de los conflictos internacionales el uso de los ejércitos, etc. Es decir, vivimos inmersos en una violencia constante, la cual se manifiesta a diario, en todos los ámbitos y a todos los niveles.
La violencia cultural se utiliza para lograr la aprobación de posturas fanáticas en lo religioso, en lo económico, en las relaciones de género, en las relaciones con la naturaleza, etc. Se basa en un amplísimo entramado de valores que asumimos continuamente desde pequeños y que luego se refuerzan con las normas legales de la sociedad para inculcarnos una cultura opresiva porque es acrítica y delegadora y porque nos prepara para la colaboración pasiva y/o activa con estructuras injustas e insolidarias. Por tanto, el problema es que luchar contra este tipo de violencia es muy complicado, puesto que nuestra sociedad cultural nos acerca a la idea profunda de la visión negativa de los conflictos, de nuestra visión simple, miedosa e impuesta de la paz, con lo que encontrar alternativas a la manera de vivir y de actuar queda reducido y poco.
Este concepto, no por ello este tipo de violencia, es relativamente nuevo. Por eso, con el paso del tiempo se han reconocido las grandísimas implicaciones que tiene la violencia cultural, incluso para resituarlo al lado, en igualdad de condiciones, con los otros tipos de violencia (directa y estructural).
Como ejemplos de violencia cultural encontramos: el de una religión que justifique la realización de guerras santas o de atentados terroristas, así como la legitimidad otorgada al Estado para ejercer la violencia. Otro ejemplo, son las ideas y los conceptos que sirven para justificar la violencia, la injusticia y la pobreza que se representa a través de las actitudes de "los ricos" que asumen la situación como normal y continúan haciendo su vida como si nada ocurriera.
Violencia directa
La violencia directa, física y/o verbal, es visible en forma de conductas, responde a actos de violencia y se concreta en comportamientos. Es la que realiza un emisor o actor intencionado (en concreto, una persona), y quien la sufre es un ser vivo dañado o herido física o mentalmente.
Entendiendo la violencia como la aplicación de métodos fuera de lo natural, nos referimos a un abuso de autoridad cuando alguien cree tener poder sobre otro, acto que sucede generalmente en las relaciones asimétricas. Si bien lo más visible de la violencia directa es la violencia física, manifestada a través de golpes que suelen dejar marcas en el cuerpo (hematomas y traumatismos), no por ello es la única que se practica, puesto que toda acción destructiva contra la naturaleza también debe de entenderse como violencia directa.
La acción humana no surge de la nada, tiene sus raíces; dos de ellas son indicativas para entender el punto en el que nos encontramos, donde la violencia forma parte de nuestra cotidianidad. La primera es la cultura de violencia (heroica, patriótica, patriarcal, etc.), y la segunda se refiere a la estructura violenta en sí misma, por ser demasiado represiva, explotadora o alienante, demasiado estricta o permisiva para la comodidad del pueblo.
La violencia directa tiene como principal característica diferenciadora que es una violencia visible en lo que se refiere a muchos de sus efectos; básicamente los efectos materiales. Sin embargo, también es cierto que algunos efectos aparecen más o menos invisibles (odios, traumas psicológicos, sufrimientos, relaciones internacionales injustas, adicción a una cultura violenta, concepciones culturales como la de «enemigo», etc.) y, aunque son igual de graves, no se suelen considerar tan importancia como los efectos materiales.
De violencia directa podemos diferenciar tres tipos, dependiendo contra quien atente:
Toda aquella acción agresiva o destructiva contra la naturaleza (daños contra la biodiversidad, contaminación de espacios naturales, etc.).
Contra las personas (violaciones, asesinatos, robos, violencia de género, violencia en la familia, violencia verbal y/o psicológica, etc.),
Contra la colectividad (daños materiales contra edificios, infraestructuras, guerras, etc.).
Aunque seria muy común pensar que la violencia directa es la peor de todas las violencias, puesto que es la más conocida, no es cierto ya que esta es visible, por tanto más fácil de identificar y de actuar contra ella. También, este tipo de violencia es la manifestación de algo, y no el origen. Es precisamente en los orígenes donde se deben buscar las causas y atacar para derrocarlas. La violencia directa no mata tantas personas como las otras dos (cultural y estructural).
Según Galtung, la violencia directa es un concepto muy relacionado con dos concepciones erróneas: la identificación de la violencia con la ausencia de paz (donde no hay paz, hay violencia) y con la concepción del conflicto humano, social o natural como algo totalmente negativo. Por tanto, como respuesta a estas ideas y manera de entender la violencia se han desarrollado una serie de mecanismos represivos y punitivos para regular legalmente las situaciones de violencia que se dan a diario, en la vida, en las relaciones sociales y/o internacionales. De este modo han surgido legislaciones, leyes, ejércitos, policía, cárceles, etc. para hacer cumplir la legalidad estrictamente.
Esto nos vuelve a acercar a la idea anteriormente comentada de que todo sistema asume como obvio, instaurado e inevitable la existencia cotidiana de los conflictos. Galtung en plantea que así no se avanza en la forma de encarar los conflictos, ya que la represión sigue transmitiendo sólo una visión negativa del conflicto.
Existen numerosos ejemplos de violencia directa, por ejemplo: un militar apaleando a una persona, el enfrentamiento entre un policía y un manifestante, una persona asesinada, un chico enfrentándose con piedras a un militar, una mujer violada.
Violencia estructural
La violencia estructural esta originada por todo un conjunto de estructuras, tanto físicas como organizativas, que no permiten la satisfacción de las necesidades. Esta es la peor de las tres violencias (cultural, directa y estructural), porque es el origen, es la que más mata y como es muy complicado distinguirla es difícil luchar contra ella. Si en un conflicto, sistemáticamente, una parte sale ganando a costa de la otra, esto no es un conflicto sino que es violencia estructural. Por tanto, nos encontramos ante un grave problema.
Para poder responder a cuestiones como, por ejemplo, que es lo que ha ocurrido para que estalle una guerra en un país que hasta entonces habíamos creído pacífico, a inicios de la década de los años 70’ del siglo XX, Galtung y otros desarrollaron el concepto de violencia estructural, concepto que avanza a una visión de violencia más dinámica y más invisible definiéndolo así: “aquello que provoca que las realizaciones efectivas, somáticas y mentales, de los seres humanos estén por debajo de sus realizaciones potenciales”.
El término violencia estructural es aplicable en aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, por tanto, no hay la necesidad de violencia directa. El término violencia estructural remite a la existencia de un conflicto entre dos o más grupos sociales (normalmente caracterizados en términos de género, etnia, clase nacionalidad, edad u otros) en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en perjuicio de las demás, debido a los mecanismos de estratificación social.
La importancia y utilidad del término violencia estructural se encuentra en el reconocimiento de la existencia de conflicto en el uso de los recursos materiales y sociales y como tal, es útil para entender y relacionarlo con manifestaciones de violencia directa (cuando alguno de los grupos quiere cambiar o reforzar su posición en la situación conflictiva por la vía de la fuerza) o de violencia cultural (legitimizaciones de las otras dos formas de violencia, como, por ejemplo, el racismo, sexismo, clasismo o eurocentrismo).
La violencia estructural sería un tipo de violencia indirecta, es decir, las acciones que provocan el hambre en el mundo, por ejemplo, no están diseñadas y realizadas directamente con ese fin, sino que son derivaciones indirectas de la política económica capitalista y del injusto reparto de la riqueza. Esto provocaría que las causas que producen la violencia estructural no sean visibles con evidencia en algunos casos o en un análisis poco profundo y, por consiguiente que sea más difícil y complicado enfrentarse a este tipo de violencia. Por el contrario, la violencia directa, al ser la más visible de todas permite con mayor facilidad afrontarse a ella.
La V. Estructural se manifiesta cuando no hay un emisor o una persona concreta que haya efectuado el acto de violencia sino que es una estructura y se concreta en la negación de necesidades. También puede decirse que esta violencia es la suma total de todos los choques incrustados en las estructuras sociales y mundiales, cementados y solidificados, de tal forma que los resultados injustos y desiguales son casi inalterables.
La violencia estructural se subdivide en interna y externa:
La interna emana de la estructura de la personalidad de cada uno.
La externa proviene de la propia estructura social, ya sea entre seres humanos o sociedades. De acuerdo con Galtung, las dos principales formas de violencia estructural externa, a partir de la política y la economía, son: represión y explotación. Ambas actúan sobre el cuerpo y la mente, y aunque no sea consuelo para las víctimas, no necesariamente son intencionadas.
Por otro lado, también se han descrito dos tipos de violencia estructural, la vertical y la horizontal:
Vertical: “es la represión política, la explotación económica o la alienación cultural, que violan las necesidades de libertad, bienestar e identidad, respectivamente”.
Horizontal: “separa a la gente que quiere vivir junta, o junta a la gente que quiere vivir separada. Viola la necesidad de identidad”.
Se consideran casos de violencia estructural aquellos en los que el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o incluso muerte, a la población. Son ejemplos los sistemas cuyos estados o países no aportan las necesidades básicas a su población. Está representada por las numerosas situaciones de injusticia que se observan: mientras unos/as comen y beben en abundancia, otros/as revuelven en la basura, no tienen qué comer, piden limosna, etc. Otros ejemplos claros de Violencia Estructural los encontramos en el Apartheid, en el hambre mundial, en la obligatoriedad del servicio militar, las dictaduras militares o en el sistema económico y jurídico internacional que empobrece continuamente a los países del Sur, en beneficio de los del Norte.
Conflictos vs violencia
Los conflictos son situaciones de disputa en los que hay contraposición de intereses, necesidades y valores. No debemos confundir conflicto con violencia puesto que hay conflictos que pueden resolverse sin el uso de la violencia, aunque no es posible que haya violencia sin conflicto (pero esto no quiere decir que el conflicto puede ser más o menos real para todo aquel que es objeto de la violencia). La violencia es un fenómeno social, que se aprende y por tanto también se debería poder desaprender. Por tanto, no se debe pretender eliminar los conflictos, puesto que estos son positivos en tanto que son oportunidades de transformación; se debe luchar a favor del no uso de la violencia para resolverlos.
Los conflictos, entendidos erróneamente como algo negativo, son connaturales a las relaciones humanas y positivos en tanto que implican un cambios. Bien gestionados, pueden ser una excelente herramienta pedagógica. Ahora bien, esto implica un trabajo, tanto de enseñar como de aprender a gestionar los conflictos. El problema con el conflicto empieza cuando las necesidades de dos o más personas/grupos son antagónicas, puesto que esto genera una crisis, difícil de resolver. Por eso, hay que poder abordar el conflicto antes de que llegue a la crisis.
Necesidad → Problema → Crisis
La violencia, puede ser entendida como el uso o amenaza de uso de la fuerza o de potencia, abierta u oculta, con la finalidad de obtener de uno o varios individuos algo que no consienten libremente de hacerles algún tipo de mal (físico, psíquico o moral).
La serie de libros de don Miguel Ruiz, iniciada con el bestséller internacional Los cuatro acuerdos y que ahora prosigue con El quinto acuerdo, constituye la experiencia literaria más mágica e intensa desde las míticas enseñanzas de don Juan, del escritor Carlos Castaneda. Inspirada en la sabiduría tolteca, esta nueva entrega sigue iniciando al lector en el fascinante camino del nagual, un aprendizaje espiritual rotundo de la mano del chamán don Miguel Ruiz y de su hijo.
Si Los cuatro acuerdos enseñaba al lector las técnicas chamánicas para dejar atrás viejos sistemas de creencias, El quinto acuerdo llega todavía más lejos, mostrándole cómo mirar la realidad con los ojos de la verdad y no de las palabras.
"No me creas, no te creas a ti mismo y no creas a nadie más", recomienda el autor.
Porque sólo si superamos el espejismo de una realidad consensuada tendremos acceso a nuestro verdadero saber. Todo un acontecimiento editorial, esperado por millones de buscadores y buscadoras de todo el mundo.
El investigador mexicano Miguel Ángel Ruiz descifró los cuatro acuerdos de la cultura Tolteca:
1.- SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS. Habla con integridad. Di solamente lo que quieres decir. Evita hablar contra ti mismo y chismorrear sobre los demás. Utiliza el poder de tus palabras para avanzar en la dirección de la verdad y del amor.
2.- NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE. Lo que dicen y hacen los demás es una proyección de su propia realidad, de su propio sueño. Nada de lo que dicen se refiere realmente a ti. Cuando seas inmune a las opiniones y a los actos de los demás, dejarás de ser víctima de un sufrimiento innecesario.
3.- NO HAGAS SUPOSICIONES. Encuentra la valentía necesaria para preguntar y expresar lo que realmente quieres. Comunícate con los demás tan claramente como puedas con el fin de evitar malentendidos, tristezas y dramas. Sólo con este acuerdo, transformarás tu vida por completo.
4.- HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS. Lo máximo que puedas hacer cambia según el momento; es distinto cuando estás sano o cuando estás enfermo. Bajo cualquier circunstancia, haz sencillamente lo máximo que quedas en el momento en que te encuentras y, de este modo, evitarás juzgarte, maltratarte y lamentarte.
Ahora en este nuevo libro nos da una nueva pista para alcanzar la maestría emocional.
El quinto acuerdo es: Sé escéptico.
5.- SÉ ESCÉPTICO, PERO APRENDE A ESCUCHAR. No me creas, no te creas a ti mismo ni creas a los demás. Utiliza el poder de la duda para poner en tela de juicio todo cuanto oyes: ¿Es realmente la verdad? Escucha la intención que se esconde en las palabras y comprenderás su verdadero mensaje.
Es común aceptar las cosas con mucha facilidad, sobre todo cuando las dicen personas que gozan de nuestra simpatía o admiración.
Esto nos hace cometer errores de opinión y aceptamos como verdad pensamientos que muchas veces son sólo opinión sin fundamento.
Stevie WonderPastime Paradise Letras: They've been spending most their lives Living in a pastime paradise They've been spending most their lives Living in a pastime paradise They've been wasting most their lives Glorifying days long gone behind They'vebeen wasting most their days In remembrance of ignorance oldest praise Tell me who of them will come to be How many of them are you and me
Dissipation Race Relations Consolation Segregation Dispensation Isolation Exploitation Mutilation Mutations Miscreation Confirmation.......to the evils of the world
They've been spending most their lives Living in a future paradise They've been spending most their lives Living in a future paradise [Más Letras en http://es.mp3lyrics.org/bLq] They've been looking in their minds For the day that sorrow's gone from time They keep telling of the day When the Savior of love will come to stay Tell me who of them will come to be How many of them are you and me
Proclamation of Race Relations Consolation Integration Verification of Revelations Acclamation World Salvation Vibrations Simulation Confirmation.......to the peace of the world
They've been spending most their lives Living in a pastime paradise They've been spending most their lives Living in a pastime paradise They've been spending most their lives Living in a future paradise They've been spending most their lives Living in a future paradise We've been spending too much of our lives Living in a pastime paradise
Let's start living our lives Living for the future paradise Praise to our lives Living for the future paradise Shame to anyones lives Living in a pastime paradise
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