En un experimento en el que lagartos de la especie Anolis evermanni, de Puerto Rico, han sido puestos a prueba en varias tareas cognitivas, se ha comprobado que pueden aprender y recordar la solución a un problema al que no se han enfrentado antes.
Los resultados desafían el estereotipo científico de que los reptiles tienen una pobre capacidad cognitiva y pocas estrategias para encontrar comida.
El éxito de los lagartos en una prueba usada normalmente en aves fue totalmente inesperado, incluso para el equipo de Manuel Leal de la Universidad Duke.
Los lagartos tenían la oportunidad de alimentarse en un bloque de madera con dos agujeros, uno de los cuales estaba vacío, mientras que el otro albergaba comida para los lagartos (concretamente un gusano) pero estaba cubierto por una tapa.
Los lagartos resolvieron el problema en tres intentos menos de los que las aves necesitan para apartar la tapa y acceder a la comida. Las aves normalmente tienen hasta seis oportunidades al día, pero los lagartos sólo tienen una oportunidad por día, porque comen menos. En otras palabras, si un lagarto comete un error, tiene que recordar hasta el día siguiente que no debe hacer lo mismo.
El experimento de Leal demuestra claramente que cuando los lagartos se enfrentaron a una situación que nunca habían experimentado, la mayoría de ellos pudo idear un modo de resolver el problema. Al apartar la tapa, realizaban una acción para aprovecharse de una situación con la que ellos no se encuentran en su entorno natural.
Incluso cuando Leal tapó ambos agujeros, los lagartos optaron por mover la tapa que cubría el agujero con el gusano. Habían aprendido a asociar el color o el brillo de la tapa con su recompensa.
Para ver si los lagartos podrían invertir esta asociación, Leal colocó luego el gusano bajo la otra tapa. Al principio, todos los lagartos apartaban la tapa de color azul que antes era beneficiosa. Pero después de algunos errores, dos de los lagartos dedujeron acertadamente que la comida podía haber pasado a estar en el otro agujero.
Al hacer esto, los lagartos demostraron ser también capaces de "desaprender", es decir, desechar una conducta anteriormente beneficiosa pero que ya no sirve para una nueva situación. Esta flexibilidad mental resulta difícil incluso para algunas especies de mamíferos, y constituye un rasgo propio de un animal cognitivamente avanzado.
Leal planea poner a prueba otras especies de lagartos y comparar su cerebro con su tamaño corporal.
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