"Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía…Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.
Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.
Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo. Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.
Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro.
Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza. Y conocerse es justamente saber de vos, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.
Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía. Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.
Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí.
Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.”
Con el despertar de la razón, nace también la conciencia moral.
Destacamos la inteligencia emocional o un coeficiente intelectual. Pero qué sucede con la inteligencia moral, los alcances de entender ésta, pueden llevarnos a los grandes cambios que un país como el nuestro necesita.
La inteligencia es una de nuestras posesiones más preciadas, sin embargo, los psicólogos y demás estudiosos, no se han puesto de acuerdo en definirla; a diferencia del peso, la estatura o la edad a la inteligencia no se le puede medir directamente o mirar al interior de la cabeza de una persona y observar y medir su inteligencia. Sólo se puede evaluar la inteligencia de una persona de manera indirecta, evaluando los actos inteligentes que realiza.
Se habla de inteligencia moral, como aquella capacidad para elaborar razonamientos morales y actuar conforme a dichos razonamientos. La inteligencia moral sólo es posible encontrarla a partir de los actos que manifiestan un sentido y una orientación hacia los demás, una preocupación por “el otro”. La inteligencia moral no se refiere exclusivamente a una habilidad para razonar y dilucidar entre las distintas opciones de la vida, se refiere a la capacidad para ello y para actuar constantemente en consecuencia con ello.
Es un criterio básico para orientar el sentido de la vida cotidiana. La trascendencia de la inteligencia moral, es tan necesaria, incluso para liderar o gobernar cualquier pueblo, y muchos gobernantes pueden carecer de ella. Por tal motivo, me parece impostergable hablar de ella y dirigirla hacia cualquier ámbito de nuestra vida económica, política o social. Tanto como la construcción de cualquier liderazgo de izquierda que fundamentalmente tendría que empezar desde la base, las personas, el pueblo.
Uno de los trabajos para mí más relevantes sobre la inteligencia moral es el de Robert Coles, cuando sostiene que la inteligencia moral se refiere simplemente a aquella capacidad que hace a los niños bondadosos y preocupados por los demás, su preocupación constante fue el encontrar las diversas razones por las que hay niños “muy buenos” y niños “no tan buenos” y empáticos. Su trabajo en el hospital con los niños, le llevó a descubrir que no bastaba entender la dimensión emocional para encontrar el sentido de las acciones y actitudes que manifestaban los niños.
Descubrió que muchos de los problemas que enfrentaban, se debían a la falta de una guía moral claramente estructurada por el medio familiar en el que el niño se desarrollaba.
El sentido que adquiere el concepto de bondad en el trabajo de Coles no es una abstracción, sino un modo concreto de comportarse con los demás siguiendo “la regla de oro” de tratar a los demás como nos gustaría que nos traten a nosotros. A esto se une la importancia del ejemplo, pues el niño entenderá el bien en la medida en que lo vea en acción, no como algo abstracto, sino como una presencia concreta. Siempre he visto en los ojos de las niñas y niños el futuro de cualquier nación, es responsabilidad de todos, hacer nuestra vida significativamente ejemplar, como maestra de niños, una actividad que desarrollo con frecuencia, puedo aseverarles que ellos aprenden más de nuestro ejemplo que de las lecciones que queramos enseñar.
La inteligencia moral hace énfasis en la bondad, una virtud que en los últimos tiempos ha perdido tanto valor como los buenos modales y la cual se debería de enseñar desde que somos pequeños.
Desde que el éxito y la felicidad se entiendan en términos de acumular bienes, escalar posiciones y cosechar fama y poder, todo lo que no contribuya a tal fin se considerara irrelevante. Así, el arribismo, la competitividad, deshonestidad, individualismo, agresividad, entre otras, han desplazado a la sencillez, compasión, rectitud, generosidad, solidaridad y en otras palabras, bondad.
Los valores están para ser vividos o no se entienden.
No pocas veces la incoherencia de los adultos deja sumidos a los niños en la confusión de mensajes contradictorios. Sí podemos exigir liderazgo moral de cualquiera que quiera representarnos.
Liderazgo no es dominación, sino el arte de persuadir a la gente para que trabaje hacia un objetivo común. El rumbo que sigamos como país, como nación es absolutamente nuestra responsabilidad, por el bien común, por el futuro de nuestra descendencia.
Nestlé mata a los bebés!" "McDonald's destruye la selva tropical!" "¡Tu calzado deportivo se fabrica con mano de obra infantil!" ¿Son ciertas estas afirmaciones? ¿Es cierto que mi marca preferida se produce en condiciones infrahumanas? ¿Hay alguna cosa que pueda seguir comprando sin recibir como "vuelto" una violación de los derechos humanos o la destrucción del medio ambiente? ¿O será que estas objeciones son demasiado exageradas y ya han pasado de moda...?
Las grandes marcas dicen: no hay ningún problema. McDonald's, por ejemplo, entrega sus hamburguesas en cajitas reciclables no contaminantes. Nike ("Just Do It!") hace algo contra el trabajo infantil. E incluso la compañía petrolera Shell se declara comprometida y pregona su responsabilidad social y ecológica. ¿Qué más se puede pedir?
Nosotros quisimos investigar más a fondo y pusimos a las marcas famosas bajo la lupa. Porque si en el mundo hay doce millones de niños que se desloman para fabricar artículos de exportación baratos, sin duda hay alguien que está sacando provecho de ello. Y porque cuando se dice que los grupos multinacionales promueven la explotación, la venta de armas, la destrucción ambiental y el maltrato a los animales, es necesario que a esas multinacionales se les ponga nombre y apellido.
Una gran cantidad de entidades de derechos humanos, sindicatos, organizaciones religiosas y periodistas críticos de todo el mundo observan con atención los manejos de firmas inescrupulosas y sacan a la luz las irregularidades. Nosotros hemos recopilado las imputaciones más generalizadas, para después revisarlas y actualizarlas. Asimismo, por medio de Internet, pudimos obtener documentos de Hong Kong que hasta el momento habían pasado inadvertidos, artículos de periódicos nigerianos regionales e incluso informes comerciales de las propias multinacionales, cuyo contenido fue analizado y chequeado para controlar su veracidad.
Finalmente clasificamos los resultados en rubros de consumo,a través de los cuales mostramos que el desprecio por los derechos elementales en el comercio internacional es sistemático: en el primer capítulo, Klaus Werner se dedica a las relaciones globales de explotación por parte de las multinacionales. Allí exhibe las numerosas formas que adopta la despiadada búsqueda de lucro en las áreas correspondientes a alimentos, indumentaria, aparatos electrónicos y combustibles, así como también en los bancos y las grandes industrias. Hans Weiss, experto en medicamentos desde hace muchos años, apunta a las anomalías en la industria farmacéutica y nos demuestra que aun los juguetes de los niños suelen producirse en condiciones inhumanas.
En dos países –en Hungría y en el Congo– logramos descubrir por nuestra propia cuenta cómo se benefician de las violaciones a los derechos humanos empresas que son grandes y conocidas. Debimos hacernos pasar por negociantes inescrupulosos para llevar a cabo nuestras investigaciones: Klaus Werner se transformó en un traficante "virtual" de materias primas, a fin de averiguar qué papel desempeña la multinacional alemana Bayer en el financiamiento de una guerra que ya se ha cobrado más de 2,5 millones de vidas en el corazón de África. En un viaje a la zona del conflicto, comprobó que muchos de los afectados saben perfectamente que están sumidos en la miseria, en parte, "gracias" a la codicia de compañías occidentales. Mientras tanto, Hans Weiss se convirtió de la noche a la mañana en manager de la industria farmacéutica.
Directores de diversas clínicas de Budapest le dieron la aprobación vía email para someter a sus pacientes a ensayos clínicos prohibidos (a cambio de elevados honorarios) El reporte explica por qué las compañías farmacéuticas internacionales testean sus nuevos medicamentos de manera creciente en Europa Oriental y en países del denominado Tercer Mundo. Del mismo modo, revela las prácticas no éticas de las multinacionales y la complicidad de los médicos involucrados.
La segunda parte del libro brinda informes comerciales especiales acerca de cincuenta empresas seleccionadas, que atentan contra los valores éticos en forma reiterada y generalizada. Nos hemos concentrado en marcas conocidas que dominan gran parte del mercado en Alemania, Austria y Suiza. Sus delitos son tan diversos como los productos que comercializan:
Adidas, fabricante de artículos deportivos, se encuentra en la picota a causa de las desastrosas condiciones laborales que imperan en las plantas de sus proveedores; la marca de bananas Chiquita, debido a la explotación de los trabajadores en las plantaciones y al uso de herbicidas extremadamente peligrosos; la empresa de ropa interior Triumph recibe críticas a raíz de su cooperación con el brutal régimen militar de Myanmar (ex Birmania); mientras que a Siemens se la acusa de participar en peligrosas centrales nucleares y en proyectos de represas, para cuya concreción fue necesario expulsar a millones de personas de sus hogares y despojarlas de su sustento vital.
Dentro de nuestra "lista de los malvados", los tres que ocupan el podio son Bayer, TotalFinaElf y McDonald's. La lista de imputaciones a las multinacionales alemanas que operan en el sector químico y farmacéutico es casi interminable. Bayer expone a los pacientes a ensayos clínicos no éticos, a sabiendas de los graves daños de salud que pueden provocarles, Bayer pone en circulación peligrosas sustancias tóxicas, Bayer lucha para que no haya medicamentos baratos contra el sida en los países más pobres del mundo y Bayer, por último, es uno de los pilares que financian el comercio de materias primas dentro de un Congo azotado por la guerra civil.
La multinacional de estaciones de servicio TotalFinaElf desarrolla su actividad prácticamente en todos los lugares donde convergen la violación de derechos humanos y la extracción de petróleo: en Myanmar, en Sudán, en Angola y en Nigeria. Y McDonald's no sólo es criticada por las consecuencias que ocasiona su consumo industrial de carnes en el medio ambiente y en la ganadería: los juguetes con los cuales la empresa de hamburguesas atrae a los niños europeos hacia sus restaurantes fueron fabricados gracias a la explotación de niños chinos.
En Europa, hasta el momento, esto pareció importarles a muy pocos. Durante la realización de este libro, comprobamos con frecuencia que el maltrato a los animales y la destrucción de la naturaleza generan reacciones más enérgicas que la violación de los derechos humanos. ¿No es curioso que millones de automovilistas hayan boicoteado a la compañía Shell en 1995 porque ésta planeaba sumergir una plataforma petrolífera en el Mar del Norte y que no lo hicieran, en cambio, por su vinculación con el atropello a los derechos humanos en Nigeria? También desde Internet, los llamados a boicotear a firmas que efectúan experimentaciones con animales superan largamente a las condenas contra las multinacionales que sacan provecho de la explotación humana.
De todos modos, el tema del boicot es un arma de doble filo. En la mayoría de los casos no nos parece conveniente, ya que a menudo los boicots no hacen más que poner en peligro los puestos de trabajo sin modificar en absoluto la miseria de la gente. Las excepciones a la regla (es decir, los casos en los que los mismos involucrados convocan al boicot) las presentamos en este libro. En el caso de muchos productos –en especial, los alimentos– el Comercio Justo ofrece alternativas buenas y económicas. Si se hallan disponibles, se puede dar prioridad a los bienes regionales o a los que se fabrican según criterios ecológicos. En el ámbito de la inversión de capitales, los fondos éticos tienden a promover un enriquecimiento políticamente correcto. Mientras tanto, en el área de los combustibles, la única alternativa consiste en evitar todo lo posible el uso del automóvil y el avión.
Pero de lo que se trata, en primer término, es de exigir a viva voz que las grandes empresas realicen cambios. Ese poder está en manos de los consumidores. Las casas matrices de las multinacionales tienen muy en cuenta esas protestas, tal como se desprende de una serie de campañas exitosas.
Cuanto más se extienda esa protesta y cuanto más clara se torne, más se verán forzados los responsables a efectuar cambios que superen lo meramente cosmético.
En resumen, este libro no busca eliminar el placer del consumo. Al contrario: pretende actuar como estímulo para que usted se convierta en un consumidor atento e incluso activo. Porque cada vez es más la gente que combina su placer con la exigencia de estándares de vida dignos en el otro extremo de la cadena de producción.
Más allá de cada caso particular, sean cuales fueren sus exigencias, de una cosa estamos seguros: al leer este libro, usted se pondrá furioso.
Autores
Klaus Werner nació en 1967 en Salzburgo, Austria. Estudió Literatura Española y Alemana en Viena, se desempeñó como periodista independiente y fue vocero del Instituto Austríaco de Ecología Aplicada. Es coautor del libro "Buen provecho. Beber y comer con la conciencia tranquila" y del "Libro negro del petróleo". Vive en Viena y Belo Horizonte, Brasil. Su página web es www.clows.org
Hans Weiss nació en 1950 en Hittisau, Austria. Estudió Psicología y Sociología Médica en Viena y Londres. Desde 1980 se desempeña como periodista y escritor. Es coautor de varios libros exitosos, entre ellos: "Negocios saludables. Las prácticas de la industria farmacéutica" y "Píldoras amargas. Bondades y riesgos de los medicamentos".
"La amenaza más seria para nuestra democracia no es la existenciade los Estados totalitarios extranjeros. Es la existencia en nuestras propias actitudes personales y en nuestras propias instituciones, de aquellos mismos factores que en esos países han otorgado la victoria a la autoridad exterior y estructurado la disciplina, la uniformidad y la confianza del líder. Por lo tanto, el campo de batalla esta también aquí, en nosotros mismos y en nuestras instituciones"
John Dewey
LA LIBERTAD COMO PROBLEMA PSICOLOGICO
El análisis del aspecto humano de la libertad y de las fuerzas autoritarias obliga a considerar un problema general: el que se refiere a la función que cumplen los factores psicológicos como fuerzas activas en el proceso social; lo que conduce al problema de la interacción quelos factores psicológicos, económicos e ideológicos ejercen en aquel proceso.
Diferencias entre el punto de vista del libro y los conceptos freudianos clásicos alrespecto: Freud aceptaba la creencia tradicional en una dicotomía básica entre hombre y sociedad, así como la antigua doctrina de la maldad de la naturaleza humana. El hombre, según Freud, es un ser fundamentalmente antisocial. La sociedad debe domesticarlo, concederle unas cuantas satisfacciones directas de aquellos impulsos que, por ser biológicos, no pueden extirparse; pero en general la sociedad debe purificar y moderar hábilmente los impulsos básicos del hombre.
Como consecuencia de esta represión, los impulsos se transforman en tendencias que posee en valor cultural y que llegan a constituir la base humana de la cultura (SUBLIMACION).
La relación del individuo con la sociedad en la teoría de Freud es en esencia decarácter estático: el individuo permanece virtualmente el mismo, y tan solo sufre cambios en la medida en que la sociedad ejerce una mayor presión sobre sus impulsos naturales (obligándolo así a una mayor sublimación) o bien le concede mayor satisfacción (sacrificando de este modo la cultura).
Contrariamente al punto de vista de Freud, el análisis que se ofrece en este libro se fundasobre el supuesto de que el problema central de la Psicología es el que se refiere al tipoespecifico de conexión del individuo con el mundo, y no con el de la satisfacción ofrustración de una u otra necesidad instintiva perse, además de que no se ve la relación entre individuo y sociedad como de carácter estático.
Las inclinaciones de los hombres no forman parte de una naturaleza humana fija y biológicamente dada, sino que resultan del proceso social que crea al hombre.
(La tarea propia de la Psicología social es la de comprender este proceso en el que se lleva acabo la creación del hombre en la historia. Pero no solamente el hombre es producto de la historia, sino que también la historia es producto del hombre. La solución de esta contradicción aparente constituye el campo de la Psicología social.)
Pero igual que no comparte el punto de vista freudiano, también se rechazan aquellas teorías que desprecian el papel del factor humano como uno de los elementos dinámicos del proceso social
(ej. Durkheim). El supuesto común de estas doctrinas es que la naturaleza humana no posee un dinamismo propio, y que los cambios psicológicos deben ser entendidos en términos de nuevos hábitos, como adaptaciones a nuevas formas culturales. Aun cuando no exista una naturaleza humana prefijada, no podemos considerar dicha naturaleza como infinitamente maleable y capaz de adaptarse a toda clase de condiciones sin desarrollar un dinamismo psicológico propio.
La naturaleza humana, aun cuando es producto de la evolución histórica, posee ciertos mecanismos y leyes inherentes, cuyo descubrimiento constituye la tarea de la Psicología. Adaptación estática y dinámica: la estática es una forma de adaptación a las normas que deje inalterada toda la estructura del carácter e implique simplemente la adopción de un nuevo habito.
Por adaptación dinámica entendemos aquella especie de adaptación que ocurre, por ejemplo, cuando un niño sometiéndose a las ordenes de un padre severo, se transforma en un "buen chico" (porque lo teme tanto que no puede actuar de otra forma).
RESUMEN:La naturaleza humana no es ni la suma total de los impulsos innatos fijados por la biología, ni tampoco la sombra sin vida de las formas culturales a las cuales se adapta de una manera uniforme y fácil; es el producto de la evolución humana, pero posee también ciertos mecanismos y leyes que le son inherentes. Hay ciertos factores en la naturaleza del hombre que aparecen fijos e inmutables: la necesidad de satisfacer los impulsos biológicos y la necesidad de evitar el aislamiento y la soledad moral. El individuo debe aceptar el modo de vida arraigado en el sistema de producción y distribución propio de cada sociedad determinada. En el proceso de adaptación dinámica a la cultura se desarrolla un cierto numero de impulsos que motivan las acciones y los sentimientos del individuo. Este puede o no tener conciencia de tales impulsos, pero en todos los casos ellos son enérgicos y exigen ser satisfechos una vez que se han desarrollado. Se transforman así en fuerzas poderosas que a su vez contribuyen de una manera efectiva a forjar el proceso social.
¿Que hace que personas buenas, comunes y corrientes, hagan cosas malas que nunca habrían imaginado hacer? ¿Cómo pueden personas morales ser seducidas a cometer actos de lesa inmoralidad? ¿La maldad y el sadismo son algo intrínseco a la naturaleza humana de cada cual o bien se trata de un subproducto del ambiente en que las personas se desenvuelven? ¿Donde radica la línea que separa el bien del mal y quien está en peligro de cruzarla? Estas son interrogantes a las que Philip Zimbardo, profesor Emérito en la Universidad Stanford, ex presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología y, en la actualidad director del Centro Interdisciplinario Standford para el estudio de la Educación e Investigación del Terrorismo, ensaya responder en este libro de reciente publicación, The Lucifer Effect. Understanding how good people turn evil.
El libro se compone de diez y seis capítulos a través de los cuales el autor, tomando ejemplos de sus propias investigaciones y de publicitados hechos políticos de reciente actualidad, analiza el como y el porqué personas buenas, comunes y corrientes pueden llegar a convertirse en seres perversos, ser seducidas por el mal; proceso de transformación éste que Zimbardo denomina Efecto Lucifer, en alusión al relato bíblico en que Lucifer, el querubín favorito de Dios, termina transformándose en Satanás.
En el primer capítulo Zimbardo presenta un marco conceptual para comprender el Efecto Lucifer. Sostiene Zimbardo que las causas de la conducta perversa no hay que buscarlas tanto en las características de personalidad de las personas sino más bien en las particulares condiciones situacionales y sistémicas que estructuran el entorno en que ellas se encuentran. En los capítulos segundo a once, Zimbardo hace la descripción más detallada que se haya divulgado hasta de ahora de su ya clásico y controvertido experimento de la prisión simulada. Relata los tipos de conductas y las reacciones psicológicas que se fueron generando, hora a hora, día a día, entre quienes hacían de guardias y prisioneros. Se describen, además, los diferentes inventarios y tests que se emplearon para asegurar la normalidad psicológica de los sujetos que tomaron parte en dicho estudio.
También se analiza el experimento desde el punto de vista de sus fortalezas y debilidades metodológicas así como las implicaciones éticas de este.
Los capítulos doce y trece están dedicados a demostrar como las características situacionales y la dinámica grupal en que las personas se ven envueltas pueden moldear sus conductas. A tal efecto, se repasan y comentan los conocidos estudios de Musafer Sherif, Salomón Asch, Stanley Milgram y de Bibb Latané.
Los capítulos catorce y quince bien pudiera decirse constituyen la razón de ser de este libro. A través de estos Zimbardo hace un detallado relato de la participación que como experto en conducta deshumanizada le cupo en testificar en favor de uno de los soldados que fueran sometidos a corte marcial por la justicia militar estadounidense por actos inhumanos que cometieran en la prisión militar de Abu Ghraib, Irak. Es necesario comentar que en esta etapa del libro Zimbardo abandona el estilo académico que mantuviera en los capítulos anteriores, para optar, ahora, por uno decididamente político.
En este sentido comienza por expresar su descontento hacia la corte marcial, la que no consideró para nada, su testimonio; su defendido fue condenado a ocho años de prisión. Para demostrar cuan errada fue la decisión de la corte marcial, Zimbardo, desarrolla un descarnado análisis de lo que fue el proceso, desde la persona acusada (su defendido), la situación donde se produjeron los abusos (prisión Abu Ghraib) hasta, finalmente, llegar al sistema que permitió que todo ello ocurriera (gobierno civil y ejercito de los Estados Unidos). Esta parte del libro deviene en una muy cuidada crítica hacia el presidente Bush, el secretario de la defensa Rumsfeld y otros altos dirigentes civiles y militares como los auténticos responsables del abuso de prisioneros en la prisión de Abu Ghraib.
Zimbardo concluye su crítica advirtiendo que lo ocurrido en el experimento de la prisión simulada y lo ocurrido en la prisión real de Abu Grahib constituyen una muy ilustrativa lección de cómo “sistemas perversos” originan “situaciones perversas” y como éstas, a su vez, originan “conductas perversas”, aún en personas buenas (pag, 445).
El capítulo final del libro Zimbardo lo inicia con un pensamiento esperanzador. Sostiene que una de las más grandes ventajas que posee la especie humana es su capacidad para explorar y comprender el mundo social que ha creado y para aplicar lo que de ello aprende a mejorar la vida (pag, 451).
Así, una de las principales tareas de la psicología social es ayudar a las personas a alejarse del mal. Para lograr tal propósito, de acuerdo a Zimbardo es necesario estimular en las personas la “banalidad del heroísmo”, es decir, el deseo de comportarse de manera ejemplar (pag, 457). Para ello Zimbardo desarrolla un Decálogo de Aforismo y una Taxonomía de Conductas que las personas deberían tener presente y practicar a la hora de relacionarse con otras.
En suma, si bien The Lucifer Effect. Understanding how good people turn evil. es un libro extenso (551 páginas) y a veces, innecesariamente repetitivo, su lectura es agradable, está escrito en un lenguaje sencillo. Un aspecto notable del libro es la amplia y actualizada cantidad de citas y referencias (517) con que Zimbardo apoya su escrito y que, por lo mismo, contribuyen a enriquecerlo. Este es, sin duda alguna, un libro cuya lectura habrá de resultar útil tanto para profesionales como para estudiantes de psicología, psicología social y sociología, así como también para el lector general que encontrará en el “claves” para mejor comprender como se origina y perpetua la conducta deshumanizada en los tiempos que nos toca vivir.
La palabra "Paz" es empleada tanto por los ingenuos como por aquellos que
confunden la ausencia de violencia con la paz y no comprenden que el trabajo para construirla no está sino a punto de comenzar, y por aquellos menos ingenuos que saben todo eso y no quieren que el
trabajo se inicie.
De ese modo, la palabra "Paz" logra convertirse en un eficaz obstáculo para lograr la paz.
El triángulo de la violencia es un concepto introducido por Johan Galtung para representar la relación existente entre los tres tipos de violencia que él define en su teoría: Violencia Directa, violencia estructural y violencia cultural.
La violencia, según Galtung, es como un iceberg, de modo que la parte visible es mucho más pequeña que la que no se ve. De acuerdo con el autor, existirían tres tipos de violencia:
La violencia directa, la cual es visible, se concreta con comportamientos y responde a actos de violencia.
La violencia estructural, (la peor de las tres), que se centra en el conjunto de estructuras que no permiten la satisfacción de las necesidades y se concreta, precisamente, en la negación de las necesidades.
La violencia cultural, la cual crea un marco legitimador de la violencia y se concreta en actitudes. Educar en el conflicto supone actuar en los tres tipos de violencia.
A menudo, las causas de la violencia directa están relacionadas con situaciones de violencia estructural y/o justificadas por la violencia cultural: muchas situaciones son consecuencia de un abuso de poder que recae sobre un grupo oprimido, o de una situación de injusticia social (de un reparto de recursos insuficiente, de una gran desigualdad en la renta de las personas, dificultad de acceso a los servicios sociales y a la red sanitaria, etc.), y reciben el espaldarazo de discursos que justifican estas violencias.
Esta forma de la violencia hace referencia a aspectos de la cultura que la legitiman a través del arte, la religión, la ciencia, el derecho, etc.
De los tres tipos de violencia (directa, estructural y cultural) la directa es clara y visible, por lo que resulta relativamente sencillo detectarla y combatirla. En cambio, la violencia cultural y la violencia estructural, son menos visibles, pues en ellas intervienen más factores, detectar su origen, prevención y remedio es más complicado.
Hacia los años 90 surge, de la mano de Galtung, una nueva aproximación a la violencia al crearse el concepto de violencia cultural, que la define como una violencia, simbólica, que “se expresa desde infinidad de medios (simbolismos, religión, ideología, lenguaje, arte, ciencia, leyes, medios de comunicación, educación, etc.), y que cumple la función de legitimar la violencia directa y estructural, así como de inhibir o reprimir la respuesta de quienes la sufren, y ofrece justificaciones para que los seres humanos, a diferencia del resto de especies, se destruyan mutuamente y sean recompensados incluso por hacerlo”. Así, por ejemplo, se puede aceptar la violencia en defensa de la fe o en defensa de la religión.
En el panorama sobre el tema de la violencia, la violencia estructural aportó una nueva visión, más dinámica, más procesual, más amplia, de la violencia de la que había hasta entonces. Pero aún quedaban incertidumbres por resolver: ¿por qué optaban las personas por el uso de la violencia aún cuando sus posibilidades de lograr una victoria que les beneficiase eran muy escasas, teniendo en cuenta que el poder siempre puede hacer uso de una violencia mayor, más planificada e incluso legalizada? ¿Por qué no se usan, habitualmente, fórmulas diferentes a la violencia? Las respuestas a estas preguntas vinieron del entorno cultural en el que todo ser humano se desarrolla y se educa. Estamos educados en una cultura de violencia, donde no se nos enseña, ni se nos permite demasiado, a ver alternativas a la violencia. Porque en las escuelas y los demás medios de transmisión y reproducción de la cultura nos han enseñado la historia como una sucesión de guerras; porque estamos acostumbrados a que los conflictos se reprimen por la incuestionable autoridad paterna, o por la autoridad del macho sobre la hembra, o por las leyes nacionales o internacionales; porque los medios de comunicación de masas nos venden como la única vía de solución de los conflictos internacionales el uso de los ejércitos, etc. Es decir, vivimos inmersos en una violencia constante, la cual se manifiesta a diario, en todos los ámbitos y a todos los niveles.
La violencia cultural se utiliza para lograr la aprobación de posturas fanáticas en lo religioso, en lo económico, en las relaciones de género, en las relaciones con la naturaleza, etc. Se basa en un amplísimo entramado de valores que asumimos continuamente desde pequeños y que luego se refuerzan con las normas legales de la sociedad para inculcarnos una cultura opresiva porque es acrítica y delegadora y porque nos prepara para la colaboración pasiva y/o activa con estructuras injustas e insolidarias. Por tanto, el problema es que luchar contra este tipo de violencia es muy complicado, puesto que nuestra sociedad cultural nos acerca a la idea profunda de la visión negativa de los conflictos, de nuestra visión simple, miedosa e impuesta de la paz, con lo que encontrar alternativas a la manera de vivir y de actuar queda reducido y poco.
Este concepto, no por ello este tipo de violencia, es relativamente nuevo. Por eso, con el paso del tiempo se han reconocido las grandísimas implicaciones que tiene la violencia cultural, incluso para resituarlo al lado, en igualdad de condiciones, con los otros tipos de violencia (directa y estructural).
Como ejemplos de violencia cultural encontramos: el de una religión que justifique la realización de guerras santas o de atentados terroristas, así como la legitimidad otorgada al Estado para ejercer la violencia. Otro ejemplo, son las ideas y los conceptos que sirven para justificar la violencia, la injusticia y la pobreza que se representa a través de las actitudes de "los ricos" que asumen la situación como normal y continúan haciendo su vida como si nada ocurriera.
Violencia directa
La violencia directa, física y/o verbal, es visible en forma de conductas, responde a actos de violencia y se concreta en comportamientos. Es la que realiza un emisor o actor intencionado (en concreto, una persona), y quien la sufre es un ser vivo dañado o herido física o mentalmente.
Entendiendo la violencia como la aplicación de métodos fuera de lo natural, nos referimos a un abuso de autoridad cuando alguien cree tener poder sobre otro, acto que sucede generalmente en las relaciones asimétricas. Si bien lo más visible de la violencia directa es la violencia física, manifestada a través de golpes que suelen dejar marcas en el cuerpo (hematomas y traumatismos), no por ello es la única que se practica, puesto que toda acción destructiva contra la naturaleza también debe de entenderse como violencia directa.
La acción humana no surge de la nada, tiene sus raíces; dos de ellas son indicativas para entender el punto en el que nos encontramos, donde la violencia forma parte de nuestra cotidianidad. La primera es la cultura de violencia (heroica, patriótica, patriarcal, etc.), y la segunda se refiere a la estructura violenta en sí misma, por ser demasiado represiva, explotadora o alienante, demasiado estricta o permisiva para la comodidad del pueblo.
La violencia directa tiene como principal característica diferenciadora que es una violencia visible en lo que se refiere a muchos de sus efectos; básicamente los efectos materiales. Sin embargo, también es cierto que algunos efectos aparecen más o menos invisibles (odios, traumas psicológicos, sufrimientos, relaciones internacionales injustas, adicción a una cultura violenta, concepciones culturales como la de «enemigo», etc.) y, aunque son igual de graves, no se suelen considerar tan importancia como los efectos materiales.
De violencia directa podemos diferenciar tres tipos, dependiendo contra quien atente:
Toda aquella acción agresiva o destructiva contra la naturaleza (daños contra la biodiversidad, contaminación de espacios naturales, etc.).
Contra las personas (violaciones, asesinatos, robos, violencia de género, violencia en la familia, violencia verbal y/o psicológica, etc.),
Contra la colectividad (daños materiales contra edificios, infraestructuras, guerras, etc.).
Aunque seria muy común pensar que la violencia directa es la peor de todas las violencias, puesto que es la más conocida, no es cierto ya que esta es visible, por tanto más fácil de identificar y de actuar contra ella. También, este tipo de violencia es la manifestación de algo, y no el origen. Es precisamente en los orígenes donde se deben buscar las causas y atacar para derrocarlas. La violencia directa no mata tantas personas como las otras dos (cultural y estructural).
Según Galtung, la violencia directa es un concepto muy relacionado con dos concepciones erróneas: la identificación de la violencia con la ausencia de paz (donde no hay paz, hay violencia) y con la concepción del conflicto humano, social o natural como algo totalmente negativo. Por tanto, como respuesta a estas ideas y manera de entender la violencia se han desarrollado una serie de mecanismos represivos y punitivos para regular legalmente las situaciones de violencia que se dan a diario, en la vida, en las relaciones sociales y/o internacionales. De este modo han surgido legislaciones, leyes, ejércitos, policía, cárceles, etc. para hacer cumplir la legalidad estrictamente.
Esto nos vuelve a acercar a la idea anteriormente comentada de que todo sistema asume como obvio, instaurado e inevitable la existencia cotidiana de los conflictos. Galtung en plantea que así no se avanza en la forma de encarar los conflictos, ya que la represión sigue transmitiendo sólo una visión negativa del conflicto.
Existen numerosos ejemplos de violencia directa, por ejemplo: un militar apaleando a una persona, el enfrentamiento entre un policía y un manifestante, una persona asesinada, un chico enfrentándose con piedras a un militar, una mujer violada.
Violencia estructural
La violencia estructural esta originada por todo un conjunto de estructuras, tanto físicas como organizativas, que no permiten la satisfacción de las necesidades. Esta es la peor de las tres violencias (cultural, directa y estructural), porque es el origen, es la que más mata y como es muy complicado distinguirla es difícil luchar contra ella. Si en un conflicto, sistemáticamente, una parte sale ganando a costa de la otra, esto no es un conflicto sino que es violencia estructural. Por tanto, nos encontramos ante un grave problema.
Para poder responder a cuestiones como, por ejemplo, que es lo que ha ocurrido para que estalle una guerra en un país que hasta entonces habíamos creído pacífico, a inicios de la década de los años 70’ del siglo XX, Galtung y otros desarrollaron el concepto de violencia estructural, concepto que avanza a una visión de violencia más dinámica y más invisible definiéndolo así: “aquello que provoca que las realizaciones efectivas, somáticas y mentales, de los seres humanos estén por debajo de sus realizaciones potenciales”.
El término violencia estructural es aplicable en aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, por tanto, no hay la necesidad de violencia directa. El término violencia estructural remite a la existencia de un conflicto entre dos o más grupos sociales (normalmente caracterizados en términos de género, etnia, clase nacionalidad, edad u otros) en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en perjuicio de las demás, debido a los mecanismos de estratificación social.
La importancia y utilidad del término violencia estructural se encuentra en el reconocimiento de la existencia de conflicto en el uso de los recursos materiales y sociales y como tal, es útil para entender y relacionarlo con manifestaciones de violencia directa (cuando alguno de los grupos quiere cambiar o reforzar su posición en la situación conflictiva por la vía de la fuerza) o de violencia cultural (legitimizaciones de las otras dos formas de violencia, como, por ejemplo, el racismo, sexismo, clasismo o eurocentrismo).
La violencia estructural sería un tipo de violencia indirecta, es decir, las acciones que provocan el hambre en el mundo, por ejemplo, no están diseñadas y realizadas directamente con ese fin, sino que son derivaciones indirectas de la política económica capitalista y del injusto reparto de la riqueza. Esto provocaría que las causas que producen la violencia estructural no sean visibles con evidencia en algunos casos o en un análisis poco profundo y, por consiguiente que sea más difícil y complicado enfrentarse a este tipo de violencia. Por el contrario, la violencia directa, al ser la más visible de todas permite con mayor facilidad afrontarse a ella.
La V. Estructural se manifiesta cuando no hay un emisor o una persona concreta que haya efectuado el acto de violencia sino que es una estructura y se concreta en la negación de necesidades. También puede decirse que esta violencia es la suma total de todos los choques incrustados en las estructuras sociales y mundiales, cementados y solidificados, de tal forma que los resultados injustos y desiguales son casi inalterables.
La violencia estructural se subdivide en interna y externa:
La interna emana de la estructura de la personalidad de cada uno.
La externa proviene de la propia estructura social, ya sea entre seres humanos o sociedades. De acuerdo con Galtung, las dos principales formas de violencia estructural externa, a partir de la política y la economía, son: represión y explotación. Ambas actúan sobre el cuerpo y la mente, y aunque no sea consuelo para las víctimas, no necesariamente son intencionadas.
Por otro lado, también se han descrito dos tipos de violencia estructural, la vertical y la horizontal:
Vertical: “es la represión política, la explotación económica o la alienación cultural, que violan las necesidades de libertad, bienestar e identidad, respectivamente”.
Horizontal: “separa a la gente que quiere vivir junta, o junta a la gente que quiere vivir separada. Viola la necesidad de identidad”.
Se consideran casos de violencia estructural aquellos en los que el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o incluso muerte, a la población. Son ejemplos los sistemas cuyos estados o países no aportan las necesidades básicas a su población. Está representada por las numerosas situaciones de injusticia que se observan: mientras unos/as comen y beben en abundancia, otros/as revuelven en la basura, no tienen qué comer, piden limosna, etc. Otros ejemplos claros de Violencia Estructural los encontramos en el Apartheid, en el hambre mundial, en la obligatoriedad del servicio militar, las dictaduras militares o en el sistema económico y jurídico internacional que empobrece continuamente a los países del Sur, en beneficio de los del Norte.
Conflictos vs violencia
Los conflictos son situaciones de disputa en los que hay contraposición de intereses, necesidades y valores. No debemos confundir conflicto con violencia puesto que hay conflictos que pueden resolverse sin el uso de la violencia, aunque no es posible que haya violencia sin conflicto (pero esto no quiere decir que el conflicto puede ser más o menos real para todo aquel que es objeto de la violencia). La violencia es un fenómeno social, que se aprende y por tanto también se debería poder desaprender. Por tanto, no se debe pretender eliminar los conflictos, puesto que estos son positivos en tanto que son oportunidades de transformación; se debe luchar a favor del no uso de la violencia para resolverlos.
Los conflictos, entendidos erróneamente como algo negativo, son connaturales a las relaciones humanas y positivos en tanto que implican un cambios. Bien gestionados, pueden ser una excelente herramienta pedagógica. Ahora bien, esto implica un trabajo, tanto de enseñar como de aprender a gestionar los conflictos. El problema con el conflicto empieza cuando las necesidades de dos o más personas/grupos son antagónicas, puesto que esto genera una crisis, difícil de resolver. Por eso, hay que poder abordar el conflicto antes de que llegue a la crisis.
Necesidad → Problema → Crisis
La violencia, puede ser entendida como el uso o amenaza de uso de la fuerza o de potencia, abierta u oculta, con la finalidad de obtener de uno o varios individuos algo que no consienten libremente de hacerles algún tipo de mal (físico, psíquico o moral).
Se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torneobsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio.
Consecuencias
La obsolescencia programada tiene un potencial considerable y cuantificable para beneficiar al fabricante dado que el producto va a fallar en algún momento, obligando al consumidor a que adquiera otro producto nuevamente, ya sea del mismo productor (mediante la adquisición de una parte para reemplazar y arreglar el viejo producto o mediante la compra de un modelo del mismo más nuevo), o de un competidor, factor decisivo que también se prevé en el proceso de obsolescencia programada.
Para la industria, la obsolescencia programada estimula positivamente la demanda al alentar a los consumidores a comprar de forma artificialmente acelerada nuevos productos si desean seguir utilizándolos. La obsolescencia programada se utiliza en una alta diversidad de productos. Existe el riesgo de una reacción adversa por parte de los consumidores al descubrir que el fabricante invirtió en diseñar que su producto se volviese obsoleto más rápidamente, haciendo que sus consumidores cambien a la competencia, basando su elección en la durabilidad y calidad del producto.
Obsolescencia programada y producción
La obsolescencia programada fue desarrollada por primera vez entre 1920 y 1930, momento en el que la producción en masa empieza a forjar un nuevo modelo de mercado en el cual el análisis detallado de cada parte del mismo pasa a ser un factor fundamental para lograr su éxito.
La elección de fabricar productos que se vuelvan obsoletos de manera premeditada puede influir enormemente en la decisión de cierta empresa sobre su arquitectura interna de producción. Así, la compañía tiene que sopesar si utilizar componentes tecnológicos más baratos satisface o no la proyección de vida útil que estén interesados en darle a sus productos. Estas decisiones forman parte de una disciplina conocida como ingeniería del valor.
Detección
El objetivo de la obsolescencia programada es el lucro económico inmediato, por lo que el cuidado y respeto del aire, agua, medio ambiente y por ende el ser humano, pasa a un segundo plano de prioridades. Cada producto que se vuelve obsoleto, supone contaminación. Es un evidente problema del actual sistema de producción y económico: no se ajusta en absoluto a la armonía y equilibrio de la naturaleza en la que vivimos.
Existe otro tipo de obsolescencia: aquella que vuelve obsoleto a un bien de consumo porque ha dejado de estar de moda. Por ejemplo los colores, formas y materiales de la ropa que hablan sobre la temporada en la que fueron adquiridos. Esta forma de obsolescencia puede ser aplicada a cualquier bien.
Procedimiento y problema medioambiental
El procedimiento suele ser el siguiente: Uno de los aparatos electrónicos de uso habitual falla y cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le dicen que le sale más rentable comprarse uno nuevo que arreglarlo. Usualmente, el precio de la mano de obra, las piezas estropeadas y el montaje suele costar un poco menos que adquirir uno nuevo, por ello normalmente el usuario suele desechar el producto averiado y comprarse uno nuevo. El problema se basa en la gran cantidad de residuos que se originan actualmente al realizarse este fenómeno una y otra vez, cada día, en todo el mundo.
Somos casi 6.500 millones de habitantes en este planeta, y el número sigue creciendo, ya que hay un aumento poblacional de 210.000 personas por día. Lo difícil es que producimos 1 kg de basura diaria, por lo que se general alrededor del mundo 6.500.000 toneladas de desechos en tan sólo un día. De éstos un amplio número de residuos no son biodegradables y el tiempo que transcurre hasta que podemos hablar de una descomposición al menos parcial puede ser muy prolongado, además de que muchas veces los residuos son altamente contaminantes; lo que infiere tanto en la permanencia de la madre naturaleza como en la salud de sus habitantes.
Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) contienen materiales que pueden ser recuperados, evitando la explotación de nuevos recursos naturales, y otras que pueden ser contaminantes, de manera que, si no son tratadas adecuadamente, pueden resultar dañinas para el medio ambiente. Los elementos electrónicos de los que estamos hablando contienen materiales tan contaminantes como el plástico, polipropileno, baterías de plomo, etc. El plástico son las más rebeldes a la hora de transformarse de 100 a 1.000 años. Al aire libre pierde su tonicidad, se fragmenta y se dispersa. Enterrado, duran más. La mayoría está hecho de tereftalato de polietileno (PETE), un material duro de roer: los microorganismos no tienen mecanismos para atacarlos. El polipropileno tarda 1.000 años en descomponerse, contamina menos que el poliestireno pero también tarda. El plástico queda reducido a moléculas sintéticas; invisibles pero siempre presentes.
Una de las partes más preocupantes son las baterías de plomo, un invento que remonta a 1889, que representa un grave peligro para el ser humano y para el medio ambiente debido a su elevado contenido en plomo. Respirar el polvo o las emanaciones de vapor del plomo puede provocar graves perturbaciones para la salud, incluida la muerte, además de perjudicar el medio ambiente, advierte el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente). Según los cálculos del PNUMA, de los 2,5 millones de toneladas de plomo que se producen anualmente en todo el mundo, tres cuartas partes sirven para la fabricación de baterías que se utilizan en los automóviles, los teléfonos y computadoras portátiles o en las industrias.
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