¿Qué es el Bisfenol A?
El Bisfenol A, que también se conoce comúnmente como BPA, es un producto químico orgánico que sirve de bloque básico para la producción de plásticos y revestimientos de alto rendimiento, principalmente el policarbonato y las resinas epoxi.
El policarbonato y las resinas epoxi basadas en BPA ofrecen un gran número de aplicaciones. Entre ellas están los DVDs, ordenadores y electrodomésticos, lentes y gafas, botellas de agua reutilizables y recipientes de almacenamiento de alimentos, equipos médicos y materiales de construcción, pinturas, así como revestimientos para envases de alimentos y bebidas y muchas más. Una pequeña cantidad de Bisfenol A es utilizada como componente de fórmulas aditivas antioxidantes en PVC blando y como agente de revelado en la capa de cobertura del papel térmico.
"El bisfenol A es un disruptor hormonal o endocrino"
Es el Bisfenol A, presente en envases plásticos y avalado para utilizarse en contacto con alimentos. Científicos de la UNL encontraron que produce alteraciones en ratones.
Actúa como un perturbador endócrino y podría generar tumores en mamas y otras glándulas como la hipófisis
"El bisfenol A causa cáncer"
Alteraciones mamarias semejantes a las producidas por un efecto tumoral. Ese fue el resultado de un estudio de científicos argentinos y estadounidenses sobre ratones para comprobar los posibles consecuencias negativas del Bisfenol A, un químico muy difundido que se presenta en numerosos recipientes de uso cotidiano.
Según descubrieron un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y de la Tufts School of Medicine de Boston, la sustancia es tan común que hasta se la libera al calentar un recipiente de plástico en el microondas.
Publicado recientemente en "Endocrinology" y comentado por la prestigiosa revista "Nature", el estudio determinó que, tras exponer a ratonas en gestación a dosis mínimas del químico y estudiar las alteraciones producidas en sus crías, "el bisfenol A produce efectos a largo plazo en la glándula mamaria que se evidencian bastante después de finalizada la exposición".
Tal como explicaron al equipo de prensa institucional de la UNL los doctores Enrique H. Luque y Mónica Muñoz-de-Toro, investigadores de la UNL y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el problema es que "si este mismo efecto fuera observado en humanos sugeriría un aumento en el riesgo de padecer cáncer de mama", una posibilidad que se incrementa en el caso que las exposiciones ocurran durante el período prenatal.
El estudio fue realizado en forma conjunta por Luque, Muñoz-de-Toro, y los doctores Carlos Sonnenschein y Ana Soto, argentinos egresados de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que actualmente residen en los Estados Unidos.
"El bisfenol A se utiliza como un aditivo en plásticos"
El bisfenol A (BPA) no se añade al policarbonato o las resinas epoxi, sino que es el intermedio que, por medio de una polimerización, se convierte en estos materiales. El BPA prácticamente no tiene aplicaciones individualmente - más del 99% de BPA se convierte en polímeros, tales como el policarbonato y las resinas epoxi. Sólo una cantidad muy pequeña de todo el BPA producido se utiliza como un antioxidante esencial en plásticos flexibles de PVC. Sin el BPA, no seria possible producir el policarbonato o las resinas epoxi.
Un alcohol avalado
El alerta que dejó la investigación se fundamenta en el hecho de estar ante un compuesto químico con actividad hormonal presente en elementos tan corrientes como los recipientes plásticos (que al calentarse liberan el químico), la pintura que recubre el interior de las latas de conserva, los sellantes dentales y algunos productos farmacéuticos.
De hecho, la propia Cancillería argentina avala la utilización de este alcohol en la lista positiva de polímeros y resinas para envases y equipamientos plásticos en contacto con alimentos que dispone los autorizados para funcionar dentro del Mercosur.
Al parecer, el Bisfenol A actúa como un perturbador endócrino que al ingresar a los organismos vivos altera el funcionamiento de su sistema glandular y puede ocasionar efectos como los comprobados en los ratones de laboratorio.
"Los efectos que describimos en nuestras experiencias ocurren con niveles de BPA similares a los que estamos expuestos cotidianamente", indicaron los investigadores. En el caso de las ratonas estudiadas, fueron sometidas a dosis mínimas de BPA durante el desarrollo embrionario, cuando se forman los órganos.
"Los humanos estamos expuestos permanentemente a los efectos del químico, incluso en situaciones tan cotidianas como calentar comida en un recipiente de plástico (o leche en biberón) en el microondas o cuando recibimos tratamiento odontológico. Y si tenemos en cuenta los resultados en las ratonas, la exposición al BPA sería mucho más perjudicial en mujeres embarazadas por sus efectos sobre el feto en gestación", agregaron.
La presencia del bisfenol A en nuestros organismos ha sido confirmada en un reciente estudio
realizado por el Center for Disease Control, de Atlanta, Estados Unidos, que corroboró que el 95% de las muestras analizadas entre habitantes tenían niveles detectables del químico en orina.
En estos casos, "los niveles de BPA en orina representan un mínimo de la exposición real, ya que no se puede asumir que todo el BPA se absorbió y se excretó sin bioacumularse ni metabolizarse en el organismo", explicaron Luque y Muñoz-de-Toro.
El peligro de la exposición
"La exposición prenatal a BPA aumenta la sensibilidad de la glándula mamaria al estrógeno" y, por lo tanto, incrementa los riesgos de tumores mamarios, aún mucho después de que la exposición haya finalizado. "Además los animales expuestos tuvieron un mayor número de estructuras inmaduras en la pubertad y en los adultos; ambas estructuras son los sitios donde se inicia el proceso tumoral mamario, tanto en roedores como en humanos", dijeron Luque y Muñoz de Toro, quienes desde hace años investigan este tema desde el Laboratorio de Endocrinología y Tumores Hormonodependientes (LETH), que funciona en la FBCB.
En experimentos realizados con ratas machos, los científicos demostraron alteraciones importantes también a nivel de la glándula hipófisis (cuyas hormonas regulan la actividad de otras glándulas, como tiroides, suprarrenales, ovarios y testículos) y a nivel del hipotálamo (parte del cerebro que controla el funcionamiento de la glándula hipófisis), incluso mucho después a que la exposición al bisfenol A haya finalizado.
"En ratas macho pudimos demostrar alteraciones en el eje hipotálamo-hipofiso-gonadal y en la próstata que se evidenciaron en diferentes momentos de la vida postnatal mucho después que la exposición a BPA había finalizado; las alteraciones que describimos en la próstata imitan imágenes de lesiones preneoplásicas. En resumen: la exposición prenatal a BPA produce alteraciones estructurales y cambios funcionales que perduran en el tiempo", indicaron los investigadores.
Los perturbadores endócrinos
Muchos de los químicos (como el bisfenol A o BPA) que actualmente se encuentran en el medio ambiente ?y con los cuales estamos en permanente contacto- tienen acción hormonal e interfieren con el normal funcionamiento del sistema endócrino alterando aspectos decisivos del desarrollo embrionario: desde la diferenciación sexual hasta la organización del cerebro.
Los perturbadores endócrinos, o gran parte de ellos, tienen acción semejante a la de los estrógenos endógenos y son capaces de interferir en el funcionamiento del sistema hormonal mediante diferentes mecanismos: antagonizando la acción de las hormonas naturales, potenciando su acción, o aumentando o disminuyendo los niveles circulantes de las hormonas endógenas.
Fueron bautizados como "perturbadores endócrinos" en 1991 por un grupo de expertos reunidos en la Conferencia de Winspread (Wisconsin, Estados Unidos), quienes presentaron una serie de resultados particulares en animales de la fauna, como alteraciones en el aparato reproductor, presencia de machos feminizados y alteraciones en el funcionamiento de la tiroides.
Actualmente se han demostrado alteraciones semejantes en animales de laboratorio y en especies de interés zootécnico cuando estos químicos actúan durante la gestación o en las primeras etapas de la vida postnatal, muchas veces sin afectar la salud del progenitor expuesto. Todos estos antecendentes permiten suponer que muchas de estas mismas alteraciones presentes en humanos podrían ser el resultado de estos perturbadores endócrinos.
Fuente: http://ecoboletin.blogia.com/2005/063002-bisfenol-a-y-cancer.php
http://www.breastcanceruk.org.uk/
http://reseau-environnement-sante.fr/
Nuestro futuro robado. La amenaza de los disruptores endocrinos .