Esta es la obra más importante del sociólogo alemán Ulrich Beck, escrita en la década de 1980 bajo los efectos de la catástrofe nuclear de Chernobyl.
Aquí plantea que vivimos el pasaje desde la modernidad industrial hacia una sociedad del riesgo, a través de una transformación producida por la confrontación de la modernidad con las consecuencias no deseadas de sus propias acciones. El desarrollo industrial no regulado por el sistema político produce riesgos de una nueva magnitud: son incalculables, imprevisibles e incontrolables por la sociedad actual.
Además, estos riesgos no pueden afrontarse desde los Estados Nación por cuanto trascienden sus fronteras. Ello implica que surge objetivamente una comunidad mundial, que falta -y será necesario- construir de forma política. La sociedad del riesgo implica una serie de cambios que pintan un paisaje de la actualidad e invitan a reflexionar:
a) el pasaje de una sociedad de clases a una sociedad de riesgos (según Beck, el smog es democrático puesto que su efecto alcanza a todas las clases sociales);
b) el pasaje de una sociedad estamental, de identidades fijas sostenidas en la etnia, la religión, el trabajo, a una sociedad de individuación cada vez mayor, en la que las personas construyen sus trayectorias en forma reflexiva, escogiendo sus trabajos, sus parejas, sus modos de vivir;
c) el cambio del estatuto de la ciencia, desde una situación de monopolio del saber, hacia un escenario en el que las opiniones de expertos compiten con el saber lego y con la racionalidad social.
El libro incluye una descripción detallada de las transformaciones contemporáneas en el proceso de trabajo (individualización de las tareas, desregulación, precarización del empleo, generalización del desempleo), en el rol de la mujer (incorporación al mercado de trabajo, mayor independencia), y en las ciencias (cambio de paradigmas, necesidad de incorporar la interdisciplinariedad, competencia de saberes). Esta obra resulta ya un clásico de la sociología contemporánea, ha sido revitalizada por los eventos del 11 de septiembre de 2001, que desencadenaron lo que Beck considera la primera guerra contra un riesgo global.
Asimismo, el concepto de sociedad del riesgo permite analizar fenómenos actuales como la gripe aviar, el aumento de huracanes cada vez más fuertes producidos por el recalentamiento del planeta, o el Tsunami que abatió al mundo en el año 2004.
El autor se basa en ocho puntos que considera clave para hablar sobre el concepto de riesgo y sociedad riesgo.
1-. Los riesgos no se refieren a los daños producidos. No son lo mismo que la destrucción, aunque sí una amenaza de ésta. El discurso de los riesgos empieza donde acaba nuestra confianza en la seguridad y deja de ser relevante cuando ocurre la catástrofe potencial. El riesgo caracteriza un peculiar estado intermedio entre la seguridad y la destrucción. De última forma, es la percepción y la definición cultural la que constituye el riesgo. La sociología del riesgo constituye una virtualidad real, constructivismo y realismo consiguen complementarse.
El ``devenir real´´ del riesgo está directamente relacionado con su mediación, es decir, una vez que sabemos que existen riesgos posibles, nosotros nos enfrentamos a una responsabilidad. Esta responsabilidad adopta la forma de decisión. Cuando se cree que los riesgos son reales los movimientos se hacen fluidos. El concepto de riesgo, cuando se considera científicamente (riesgo = accidente x probabilidad) adopta el cálculo de probabilidades que no puede excluir el peor caso posible.
Estos se hace muy relevante, entre quienes adoptan las decisiones y quienes tienen que sufrir las consecuencias de las decisiones de otros. Aquí entran las cuestiones de objetividad y subjetividad, racionalidad e irracionalidad, que se desarrollarán despúes.
2-.El concepto de riesgo invierte la relación entre pasado, presente y futuro. El pasado pierde su poder para determinar el presente. El futuro adopta su lugar como causa de la experiencia y la acción actual. Se debate algo que no es el caso pero podría suceder si continuamos marcando el mismo rumbo que llevamos. Las definiciones establecidas de los riesgos son una varita mágica con la que una sociedad estancada puede activarse y politizarse. La pena es que en la sociedad que vivimos todo el mundo prefiere que nada suceda mientras lamentan ese mismo hecho, porque entonces todo es posible. La identificación con la sociedad del riesgo nos permite disfrutar tanto de la mala como de la buena vida y las amenazas de la misma.
3-. Las proposiciones sobre riesgos no son sólo fácticas o valorativas, sino ambas cosas a la vez o algo intermedio, una ``moralidad matemizada´´. Las proposiciones sobre riesgos sólo pueden descifrarse en una relacion interdisciplinar (competitiva), dado que asumen en igual medida, el conocimiento del saber técnico y la familiaridad con percepciones y normas culturales. La peculiaridad de lo que el autor llama su dinámica política, que acciona la acción presente a través de una virtualidad real y un futuro no existente se debe a dos fuentes:
La primera es la importancia cultural del valor universal de la supervivencia. La segunda es la atribución de los peligros a los productores y garantes del orden social. Es decir, a la sospecha de que quienes amenazan el bienestar y los encargados de protegerlo sean los mismos. 4-. En su fase temprana los riesgos son consecuencias no deseadas de la lógica de control que domina la modernidad. La sociedad moderna es una empresa para la construcción del orden y el control. De este modo se generan consecuencias que ponen en cuestión la misma afirmación de control por parte del estado, no sólo debido a la globalidad de los riesgos, sino también debido a las indeterminaciones e incertidumbres inherentes a su diagnóstico.
Weber discute el concepto de ``consecuencias no deseadas´´ porque mantiene una relación estructural con el predominio de la racionalidad instrumental. Sin embargo no el de riesgo, una de cuyas peculiaridades es la de haber perdido esta relación entre intención y resultado.
La construcción de la seguridad y el control se está haciendo ficticia en la sociedad del riesgo global. Cuanto más intentemos ``colonizar`` el futuro con ayuda de la categoría riesgo, tanto más se escapará a nuestro control. Así podemos decir que pasamos de un riesgo como forma de calcular consecuencias impredecibles, dado en los siglos XVII y XVIII, hasta uno posterior que significa todo el conjunto de técnicas y métodos para hacer predecible lo impredecible.
En la medida en que la naturaleza se industrializa y las tradiciones se hacen opcionales, surgen nuevos tipos de ``incertidumbres fabricadas´´. Estos tipos de riesgos presumen de una triple participación de expertos científicos en el papel de productores, analistas, beneficiarios de las definiciones de riesgos.
5-. En el riesgo contemporáneo, se fusionan dos significados: la evaluación del riesgo basada en el conocimiento empírico y la toma de decisiones y la actuación sobre los riesgos en la incertidumbre indefinida.
El concepto de incertidumbre fabricada hace referecncia al hecho de que la ciencia crea también nuevos tipos de riesgos: los progresos en genética hacen posibles difuminar la frontera entre las personas enfermas y saludables porque es factible diagnosticar más enfermedades congénitas, también hace referencia este concepto al hecho de que los riesgos provienen de y consisten en desconocimiento (no conocimiento): no se trata del olvido momentáneo o la falta de desarrollo de conocimiento experto sino que la racionalidad experta es incapaz de descartar un suceso dado a través del cálculo de probabilidades, o el hecho de que los especialistas en riesgos parten de supuestos diferentes.
El cómo actúe uno ya no es algo que puedan decidir los expertos. Los riesgos señalados (o encubiertos) desarman al mismo tiempo a esos expertos porque obligan a todos a decidir por sí mismos.
6-. Los nuevos tipos de riesgos son simultáneamente locales y globales (glocales). Los peligros ecológicos no saben de fronteras. Este distanciamiento espacio temporal de los peligros de las elecciones entre riesgos locales y globales confirma el diagnóstico de la sociedad del riesgo global. Los fundamentos de la lógica establecida son socavados e invalidados: A duras penas se puede atribuir los daños a culpables definidos, de modo que el principio ``el que contamina paga, no sirve´´. No existen ya si quiera medidas paliativas en caso de que se produzca el peor caso concebible. La lógica del control se colapsa desde dentro.
La sociedad de riesgo se autocritica y no se controla: Diversos actores se contradicen: mientras los técnicos sostienen que no hay riesgo los aseguradores se niegan a extender el seguro porque los riesgos son elevados. Es necesario la creación de instituciones internacionales frente a los peligros globales.
7-. ``Los riegos globales inciertos´´ a los que se enfrenta la sociedad del riesgo global no tienen una vinculación obvia entre el impacto el punto de origen. Son invisibles e inabordables para la percepción cotidiana. Es preciso tomar una conciencia clara de los riesgos; sólo entonces puede afirmarse que constituyen una amenaza real, y esto se refiere tanto a los valores y símbolos culturales como a los argumentos científicos. Nadie desea saber de ellos.
Los riesgos son ``reales´´ y constituidos por la percepción y construcción sociales. Su realidad se deriva de los ``impactos´´ arraigados en las actuales rutinas de producción e investigación industrial y científica. El conocimiento de los riesgos, por el contrario, está vinculado a la historia y los símbolos de la propia cultura y al tejido social del conocimiento. Esta es una razón por la cual el mismo se percibe y maneja de manera tan diferente en lugares de Europa y el mundo. La enorme disyunción espacial entre el conocimiento y el impacto: la percepción es siempre contextual y está constituida localmente. Esta contextualidad sólo es extensible en la imaginación y con ayuda de las nuevas tecnologías de la información. El impacto del modo de vida industrial está temporalmente abierto y tiende a extenderse por todo el globo.
Para resumir, el impacto sólo se hace perceptible como sintomático después de que se materializa en un fenómeno cultural visible en algún tiempo y en algún lugar.
8-. La noción de sociedad de riesgo global es pertinente para un mundo que puede caracterizarse por la pérdida de una distinción clara entre naturaleza y cultura. Vivimos en un mundo que transciende la dicotomía de nuestro marco de pensamiento, nuestros riesgos son híbridos creados por el ser humano. Más que una prisión tecnocrática el mundo global en el que vivimos es un conjunto de instituciones en constante cambio, así se abren circunstancias aparentemente rígidas y se ponen en movimiento.
¿quién tiene que definir los riesgos? ¿qué tipo de conocimiento o desconocimientos está implicado en éste? ¿qué debe considerarse como prueba suficiente en un mundo necesariamente discutido y probabilista? ¿quién tiene que decidir sobre la compensación de los afectados?
En relación a estas preguntas, las sociedades del riesgo están atrapadas en un vocabulario particularmente inadecuado no sólo para las catástrofes modernas, sino también para los retos y las amenazas creadas por las incertidumbres fabricadas.
Al tiempo que los peligros se hacen más peligrosos, se hacen crecientemente inaccesibles los intentos de establecer pruebas, atribuciones e indemnizaciones por medios científicos, legales y políticos.